elva boso


Veintiuno por siete

Solo era el inicio de veinte un horas de recorrido, divisando las primeras horas de la mañana, la orilla del mar y un extenso desierto lleno de deseo por regalarnos más de lo que podía dar, pegado a la ventana lleno de esperanza recorría con su mirada los lugares que hace mucho tiempo había visto y que ahora volvía a su pensamiento y unasonrisa envuelta de nostalgia abrasaba su ser hasta caer en un profundo sueño de esperanza.
De tantas vueltas y ronquidos por doquier lo hicieron despertar, deslizó a un lado la cortina de la ventana para poder ver donde se encontraba y nada pudo observar, tomo su reloj vio la hora y se dispuso a calcular por el tiempo de viaje el lugar donde estaría, mientras se dejaba sentir un granfrio que ingresaba por la pared del bus que lo conducía a un destino desconocido para él y así continuo su estadía en aquella máquina de lata por interminables horas de vagar en cuerpo y en pensamiento, hasta q el amanecer le dio la señal que tanto esperaba, por su ventana la cual había sido su compañera inseparable de viaje, logró reconocer en parte la ciudad donde estaba llegando, claro quealgunas cosas ya no era igual después de veinte años, la ciudad había cambiado no en su forma si no en la cantidad de casas que se había construido siempre guardando la caída de dos aguas y ese color arcilla con profunda mirada al cielo, seguramente este crecimiento fue por la necesidad de cobijar más turistas que deseaban ver nuestra riqueza arqueológica y es que no era para menos, llegaban de todoel mundo, hablando distintos idiomas sin abecés entender lo que decían aquellos que lo escuchaban , pero ese es otro tema que no lo inquietaba solo lo distrajo por un instante, su destino era otro, claro que era otra parada de bus pero más pequeño que lo llevaría a un pueblo de nombre un poco difícil de pronunciar.
Bajo las primeras horas de este nuevo amanecer ya se dejabasentir ese aire, ese olor a tierra húmeda de época de lluvia que brota desde lo más profundo haciéndole sentir la fertilidad de la madre tierra, ese frio que por las tardes cala el cuerpo y hay veces el alma, un gran suspiro fue su compañera mientras se dirigía al paradero señalado en la tarjeta que le entregaron en la gran ciudad, un plato cubano se cobijó en su estrecha barriga, plato llamadocuriosamente arroz a la cubana calmo su hambre y una taza de tizana lo abrigo por un instante.
Todos hacían cola con unas boletas en la mano que lo presentaban a un señor responsable de colocarlos dentro del bus y anotándolo así para su control en un cuaderno, mientras tanto el solo observaba lo que acontecía, de tantas colas y tantos buses se fue quedando solo, hasta quealguien menciono el nombre de una empresa y solo habían quedado cinco personas para ir en el último bus, subieron con gran entusiasmo después de una larga espera, se acomodaron las pequeñas maletas que portaban cada uno, llevando en su interior secretos, sueños, deseos y todo aquello que sería útil para poder enfrentar lo que esperaba en el lugar de destino.
Así continúo su viaje deocho horas más, por una carretera que no se comparaba por donde él había viajado más de diecisiete años, curvas ,vueltas, paradas y un hermoso paisaje provinciano que no lo dejaba dormir y es que él no dormía cuando le tocaba viajar, no deseaba perder ni un solo momento cada cosa bella que la naturaleza le podía ofrecer, se extasiaba de las formas, de los colores del campo, de los juegos cromáticosque le regalaba los amaneceres y atardeceres, lo llenaba de tanta nostalgia y su pensamiento volaba entre sus recuerdos tratando de capturar tantos momentos especiales en su vida y traerlo hacia el para poder vivirlo una y otra vez.
Un bello huayno se deja oír por entre la puerta del conductor, de repente no quería molestar con sus gustos en la música, pero que más quería la...