Emergencia biológica
LA EMERGENCIA BIOLÓGICA DE LA CULTURA AL SERVICIO DEL PROYECTO CREADOR
Ya es clásico, y sin duda demasiado cómodo, oponer naturaleza y cultura: la primera estaría dominada por el determinismo, mientras que la segunda estaría caracterizada por su rival, la libertad. En realidad, es ésta una visión cartesiana, desmentida tanto por la antropología científica moderna como por la fecristiana. Vamos a intentar mostrar que la biología, en el hombre, se carga más bien de cultura, y que es la intención creadora la que utiliza el juego emergente de las causas segundas en beneficio de una autopoiesis del ser humano.
Reconocer el espíritu como un elemento esencial del hombre, decir que el ser humano está dotado por naturaleza de razón, es decir, pretender -con Aristóteles- queal hombre le es innata la capacidad de vivir según la razón, supone, de entrada, referirse a la especificidad de ese primate-distinto-de-los-otrosprimates, a su originalidad radical, al «reino nuevo» que él inaugura en la deriva evolutiva, a la «nueva especie de vida» suscitada en el corazón mismo de la biología. Evocar, por añadidura, su creación «a nuestra imagen y semejanza» supone precisar,con Tomás de Aquino, que la especificidad de esta naturaleza humana es, todavía más, fundamental receptividad a la gracia.
Para el creyente, pues, el don inicial, es decir, la naturaleza innata del hombre, es la virtualidad de la conciencia o de la vida racional y su apropiación específicamente cristiana, que consiste en la capacidad de relación con Dios, creador y salvador, que se leofrece; esto es lo que se verifica universalmente en la especie humana y lo que es válido, por encima y con independencia de todas las condiciones individuales de genoma o de educación. Dicho de otro modo, esto es lo que se ha ido preparando a lo largo del itinerario evolutivo recorrido por la gesta creadora, solicitadora a su vez del juego de factores de hominización progresivamente reconocidos por laciencia biológica.
De la biología a la cultura: el libro de Jacques Ruffié señala de manera muy afortunada la manifestación (nos gustaría decir: la «revelación») de esta especificidad humana: la cultura es, pues, precisamente -más allá de la hominización ya conquistada- la progresiva humanización, la culminación gradual de las virtualidades inscritas en el punto de partida, y su pacienteandadura hasta la madurez del hombre adulto y plenamente realizado. En apropiación cristiana, y recurriendo al vocabulario tomista de la receptividad radical a la gracia, esta humanización se identifica con la divinización de la criatura humana, progresivamente incorporada a la estatura total del Cristo en crecimiento.
LA ANTROPOLOGIA CIENTIFICA
Esta rápida incursión en el terreno delpensamiento aristotélico y de su superación en santo Tomás no era inútil para proceder a una interpretación en profundidad de los datos de la antropología científica más rigurosa. No puede dejar de impresionarnos ver cómo la ciencia moderna reconoce el lugar único del hombre en la naturaleza, así como el corte antropológico que hemos evocado más arriba.
La interpretación de una experiencia tanfelicitante como indiscutible (y por un instante rebasamos aquí el horizonte de la rigurosa ciencia antropológica) es que el hombre y la mujer son los dos únicos seres de la naturaleza que llevan en sí el aliento de Dios y su bendición; ambos son creados «a su imagen y semejanza». Más que simples criaturas, son socios de Dios, que en adelante instaura con ellos una historia, una aventura. El ser humanoresponde a una llamada particular, es una vocación; es el depositario de un plan a realizar en nombre de Dios. El proyecto creador es precisamente la consumación del programa: la progresiva humanización y la franca divinización de esta carne excepcionalmente habitada de espíritu, a partir de la naturaleza, de ese innato de capacidad racional y de receptividad a la gracia que las exige.
La...
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