Emma Zunz
Emma dejó caer el papel. Su primera impresión fue de malestar en el vientre y en las rodillas; luego de ciega culpa, deirrealidad, de frío, de temor; luego, quiso ya estar en el día siguiente. Acto contínuo comprendió que esa voluntad era inútil. Recogió el papel y se fue a su cuarto. Furtivamente lo guardó en un cajón,como si de algún modo ya conociera los hechos ulteriores. Ya había empezado a vislumbrarlos, tal vez; ya era la que sería.
En la creciente oscuridad, Emma lloró hasta el fin de aquel día del suicidiode Manuel Maier, que en los antiguos días felices fue Emanuel Zunz.
Recordó (pero eso jamás lo olvidaba) que su padre, la última noche, le había jurado que el ladrón era Loewenthal. Loewenthal,Aarón Loewenthal, antes gerente de la fábrica y ahora uno de los dueños. Emma, desde 1916, guardaba el secreto. A nadie se lo había revelado, ni siquiera a su mejor amiga, Elsa Urstein.
No durmióaquella noche, y cuando la primera luz definió el rectángulo de la ventana, ya estaba perfecto su plan. Procuró que ese día, que le pareció interminable, fuera como los otros. Había en la fábrica rumores dehuelga; Emma se declaró, como siempre, contra toda violencia.
A las seis, concluido el trabajo, se reunió con Elsa para conversar. Luego, se habló de novios y nadie esperó que Emma hablara. Enabril cumpliría diecinueve años, pero los hombres le inspiraban, aún, un temor casi patológico...
De vuelta, comió temprano, se acostó y se obligó a dormir. Así, laborioso y trivial, pasó el viernes...
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