En busca del tonall - Adriana Becerra O´Leary

En busca del Tonall

En un lugar de la sierra de Guerrero. Comenzaba a pardear la tarde y Ramiro Cienfuegos bajaba la sierra como alma que lleva el diablo, ese día por la mañana, poco después de que despintará el alba; había ido a las cuevas a platicar con su hermano Jacinto, pero no lo pudo hallar. Necesitaba refrescar su memoria. Únicamente “Chinto” sabe por dónde entrarle a los recuerdos, yya no tengo remembranza – Se decía.

De un tiempo acá, Ramiro andaba temeroso, inquieto. Le temía a ese momento de la tarde cuando la luz se esconde entre los árboles y todo parece cubierto por el gris de la tristeza.

¡Caray hermano! Por andar buscándote se me fue el santo al cielo. Ni pare en cuenta cuando el sol se fue atrasito de las nubes. No me vaya alcanzar la penumbra aquí solito enla sierra y me salgan los algueros, para llevarme con la fría. Ya estoy viejo pa’ estos sustos, únicamente las hermanitas andan bien encanijadas, al saber que quieren las desgraciadas.

Y en seguida grito: “Pos onde te metiste Jacinto, cuando más te necesito ni tu sombra se aparece. Desmainado y triste apenas se alcanzaba a resollar. Cuando de pronto escucho decir al viento: “Deja de gemir Ramiroy, aprieta el paso que te lo vienen siguiendo. Con la presión ahogándole el gañote y el miedo a punto de agarrarle los talones, apretó lo más que pudo el más hasta llegar al cruce de caminos donde para sorpresa de él se topó con su comadre Palmira, que venía con otros más, entre ellos, sus dos nietos; Marina y Manuelito.

-Y esta sorpresa comadre. ¿Qué andan haciendo por aquí a estas horas? Y,hasta con lío de ropas.
-Pues que no te lo imaginas Ramiro, andamos de huida y no podemos volver. Y será mejor que tu no pises río amargo, a ti también te anda buscando la ley. Agarraron a Manuel y ya se lo llevaron preso. Lo van a matar, eso dijeron. Ya sabes como son estos “Jijos”. Venimos avisarte para que no te allegues pa’ya andan un friego de uniformados buscando a todos los alzados. Tetraje a tus nietos, no podían quedarse solitos; llévatelos contigo Ramiro, aunque sea al puritito infierno, pero no los dejes aquí, se verían muy desvalidos. Los pobrecitos no han parado de llorar. Vieron como se llevaban a su tata, y también, como mataban a sus animalitos. Estaría mejor ser devorado por el frio, por las fieras. Que caer en manos de un malnacido. Naiden les va echar la mano, todos lesacatean por ser hijos de Manuel. Lo que quedo del pueblo, gime de miedo. Ramiro, hasta aca traigo arrastrando el grito lastimero de la gente. Pélate para la sierra, al fin que de bien la conoces, nosotros nos vamos pa Michoacán con mi Tota y mis hermanos; pero son muy pobres no puedo llevarme a tus nietos, si ya con mis hijos a saber Dios como nos irá.
-¿Cómo voy a dejar a mi Manuel? – GritóRamiro.
-No tengas pendiente. Donatiuh y Lirio saben que apenas se larguen estos desgraciados, te salen a buscar. No hay mucho tiempo Ramiro, encamínate pal bosque y que los Dioses te ayuden.
-Tienes razón, ya tendré tiempo para llorarle al Manuel. Ahorita tengo que salvar a mis criaturas.

Y con la voz cascada de rabia y dolor. Ramiro tomo a sus nietos de las manos y se despidió de Palmira y desus hijos.

-¡Adiós Palmira! Si no nos volvemos a ver en vida; estoy seguro que nos vamos a encontrar en la eternidad.
Entre tanto los adioses se diluían con el viento. Ramiro salió corriendo con sus nietos a buscar donde esconderse en lo más cerrado del bosque.

Debían encontrar un lugar seguro para resguardarse, antes que la obscuridad de la noche se comiera a los rezagados, destellos deluz que correteaban zigzagueando entre los árboles. Le temía a las tinieblas, cuanto más que él sabía que en ellas habitan las sombras, y hacía mucho tiempo que no hablaba a la suya.

-¡Píquenle! No vaya a ser que nos caiga la penumbra y no tengamos a donde escondernos de nuestras perseguidoras.
-Tata, ellas solo aparecen a contraluz.
-¡Eso es lo que tú crees mija! Con la luz solo un son...