En Caso De Desesperanza

En caso de desesperanza.
Joaquín tomó el sobre en sus manos tratando de hacer recobrar el ritmo al que había acostumbrado a su respiración.Liberó el trozo de papel de su envoltura, lo desplegó y permitió a la corriente de palabras y emociones taladrar su mente y corazón al compás delmovimiento de su único ojo:
“Querido Joaquín:
Donde quiera que te encuentres, confío en la habilidad del emisario para hacerte llegar miagradecimiento. Ella y yo nos encontramos bien, en pocas horas retomaremos la ruta trazada.
Las orquídeas parecen hallarse a punto de florecer, incluso en mediode este clima.
Regresaremos al término del año en curso.
Con amor,
Debora.”
Releyó las últimas líneas una y otra vez hasta verse interrumpidoen sus pensamientos por el sonido de pasos lejanos y el murmullo de voces conocidas.
Tomó apresuradamente el sobre, introdujo en él la carta, ydescubrió al reverso las palabras “Isla de Margarita”. Sonrió, con la certeza de que para ese instante ya estarían lejos de allí. Rompió su másreciente faro de esperanza en trozos y lo depositó al fondo del cubo de basura.
Al levantar la vista no pudo evitar observarse reflejado en el espejo,ver como su rostro le devolvía la mirada, haciendo eco del vacío dejado por ella al irse; ese espacio ahora hueco que solía servir de morada a suojo derecho. Notó algo mas, por primera vez en meses volvía sonreír. Su sonrisa regresaba simultáneamente a la llegada de la víspera de año nuevo.