en el muell
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47 – 23- 100 – 33- 83
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En el muelle
Apoyado en la baranda del largo muelle del puerto, mira mar afuera y muypronto se le viene al rostro un suspiro inmenso al contacto con los recuerdos. Cuando su abuelo tenía la edad que ahora él tiene y él era un niño de apenas diez años, en un par de días de alguna semanade verano le había enseñado a pescar exactamente en ese sitio pródigo frente a la bahía. Aquello se hizo costumbre y después se quedaban por horas pescando todos los sábados y domingos en la tarde yno se iban hasta que empezaba a oscurecer. Sin prisa metían su variado cargamento de pescado en raídos sacos de harina que llevaban para ese fin, y cada vez más bronceados por un sol inclemente semarchaban platicando como dos buenos amigos.
Ahora, la mañana esplende, y en su mente se inserta un primer gajo de confusión. No percibe diferencia alguna entre el presente y el pasado tantas vecesrepetido que recuerda, que vive una vez más. Abuelo y nieto conviven en el muelle, su muelle del alma. La quietud, plateada hasta donde se extiende la vista, es absoluta, y el mar un gran espejo bajo lasinmóviles nubes. (METAFORA)Y en la superficie reverberante de las aguas una brisa tímida apenas las zarandea a ratos de aquí para allá( PROSOPOPEYA). Poco después resiente la claridad, que oblicuamentele hiere los ojos bajo la gorra obligándolo a entrecerrarlos. Pronto empieza a sentir el fogaje quemándole mejillas, cuello y brazos(ENUMERACION), y preocupado por la blanca piel del nieto (EPITETO)asu lado quien una vez más ha olvidado protegerse del sol y se ha puesto exageradamente colorado como siempre que se inicia el verano, decide que deben retirarse. Además, debe reconocer que hoy no hantenido suerte. ¡Vámonos ya, Luisito, se hace tarde, y mira cómo te has quemado!(APOSTROFE) El chico no quiere irse, entretenido como está nutriendo pacientemente el anzuelo, pero pronto logra...
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