En el umbral del nuevo milenio

En el umbral del nuevo milenio: ¿Qué nos llevamos al futuro?

Jürgen Kocka sobre la fuerza productiva del recuerdo

La evaluación histórica del siglo XX presenta un cuadro contradictorio. Junto al progreso sin parangón se encuentran catástrofes y quiebres de la civilización sin precedentes. La injusticia y el progreso - en este siglo que termina, a menudo han estado muy estrechamentevinculados. ¿Qué papel juega la memoria histórica como recurso para el porvenir? Un balance y una vista de conjunto del historiador berlinés Jürgen Kocka.

Cuando hace exactamente cien años, la publicación «Berliner Illustrierte Zeitung» realizó una encuesta entre miles de sus lectores para preguntarles su opinión sobre el siglo que terminaba y lo que esperaban del siguiente siglo, las respuestas fueroninteresantes. La mayoría de los lectores consideraron el siglo XIX como el siglo de los descubrimientos. Y la mayoría esperaba para el nuevo siglo que se mantuviera la paz. Se trataba de un momento crucial: En el año 1900 terminaba un siglo y se inauguraba otro. Las expectativas de paz no se cumplieron. La Primera Guerra Mundial significó una ruptura importante en la historia. Ese conflicto sepercibió como el ocaso de la civilización burguesa. George Kennan se refirió a la Primera Guerra Mundial como «la peor catástrofe del siglo XX». Cuando en el año 1950 emergió la «historia contemporánea» como materia de estudio, Kennan eligió el año 1917 como el año decisivo del siglo XX: el año de la Revolución Rusa y de la irrupción de los Estados Unidos de América en la política mundial.Igualmente decisivos fueron los cambios que se produjeron en 1989. La sensación generalizada era el de ser testigos oculares del fin de una era. La identificación de este vuelco histórico con el fin del comunismo confirmaba la importancia histórica de los procesos revolucionarios de 1917. A la luz de las experiencias actuales y su interpretación sobre imaginarios ejes de coordenadas temporales, el sigloXX adquirió un perfil diferente. Se empezó a hablar del «breve» siglo XX, un siglo de corta duración, cuya elemento unificador era un conflicto fundamental de valores, ideologías, movimientos y poderes, que iba más allá de las fronteras nacionales. Por un lado, el triunfante Estado de derecho, la democracia liberal y la sociedad de los derechos civiles y, por otro, los desafíos dictatoriales –generalmente con sistemas enemistados entre sí y al fin derrotados – del comunismo y del fascismo, surgidos a raíz de la Primera Guerra Mundial. El conflicto tripartito hasta los años cuarenta y la bipolar Guerra Fría posteriormente, han sido interpretados de muy diferentes formas por historiadores como Eric Hobsbawm, Ernst Nolte, Hans-Ulrich Wehler o François Furet.

Naturalmente sucedierontambién hechos ajenos al conflicto de sistemas, como el proceso de descolonización y la tercera revolución industrial. Sin embargo, como los polos de un imán, la polarización de este conflicto influyó en los múltiples movimientos y acontecimientos de la época, y muchos de ellos tuvieron que redefinir su posición en el marco de esta rivalidad, en el campo de tensión entre el conflicto y los acuerdos,entre el desafío y enfrentamiento mutuos y la simultánea estabilización. Esta dicotomía fundamental se extendió por todo el mundo, quedando la «dirección» del conflicto en manos de potencias no europeas o semieuropeas.

Hasta aquí la esencia de esta «interpretación histórica», que actualmente está buscando su lugar en los libros de historia. De esta interpretación se deriva también la idea de queel conflicto de movimientos, ideologías y bloques, si bien se cobró muchas víctimas y causó graves daños, favoreció finalmente a las democracias parlamentarias y las sociedades relativamente abiertas de Occidente, al haberles ayudado a encontrar su identidad, fortalecido su capacidad para reformarse, estimulado su dinamismo interno y fomentado su productividad, tanto económica como política y...