EN LA BUSQUEDA DE DIOS
Dios nos hizo para su placer, y nos hizo de tal manera que es posible para nosotros y élgustar de la dulce comunión de los seres afines Estosignifica para nosotros poder verle, caminar en compañía de él y gustar de su sonrisa. Pero nosotros nos hemos hecho culpables de esa "vilsublevación" de que habla Millón en ElParaíso Perdido respecto de Satán y sus ángeles. Noshemos separado de Dios. Hemos dejado de obedecerle y amarle, y a causa de nuestra culpa y elmiedo que se apoderó denosotros, hemos huido de él cuan lejos pudimos
La obra completa de Dios en la redención tiene por objeto desbaratar los efectos de aquella vilsublevación, y ponernos otra vezen correcta y eterna relación con él. Para eso es necesario quenos despojemos de nuestros pecados, que se efectúe la entera reconciliación con Dios y vivamosde nuevo en su presenciacomo antes. La gracia preveniente de Dios es la que nos induce a bus-carle y volver a su presencia. Esta gracia la notamos cuando hay inquietud y hambre en nuestro corazón.
La cura inmediata de todos nuestros males espirituales sería entrar adisfrutar de la presencia de Dios, y comprender que él está en nosotros y nosotros en el. El "yo" esel velo opaco que nos oculta el rostro de Dios. Lo único que puede quitarlo es la experiencia espiritual, nunca la instrucción religiosa. Antes que seamos librados de esevelo, Dios tiene quehacer una obra destructiva en nosotros. Tenemos que invitar a la cruz que haga su obra dentro de nosotros. Debemos poner nuestros pecados del "yo" personaldelante de la cruz para que sean juzgados. Debemos estar dispuestos a sufrir cierta clase de sufrimientos, tales como los que sufrió Jesús cuando estuvo delante de Pilato
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