EN POS DEL MAESTRO

EN POS DEL MAESTRO
Era una cierta tarde gabatina,
el sol iba muriendo lentamente,
detrás del horizonte,
entre estertores y agonías de fuego,
boqueadas de relámpagos y gritos de dolor,
en sordo trueno.

Y, mientras el hundía su deslumbrante y rojo
disco en el sepulero aéreo
que le abrieran las nueves, apiñadas
con el arte exclusivo del eterno
artista iba el maestro, pensativo,
caminando por unancho sendero
vallando aquí y allá, de cada lado,
por olivos espesos.

Se encaminaba a una cercana aldea
para tomar un solaz ligero.

Detrás de El, sus discípulos cansados
le seguían somnolientos.

En esto, asoma allá, por el camino
a la distancia de unos cuantos metros
un hombre flaco, desgarrado, sucio
que venía hacia Él, del rumbo opuesto
con pasos vacilantes, desconfiados
todo el en fin, delamentable aspecto.

A la primera vista aparecía
un vulgar pordiosero;
más, parándose en medio del camino
a poco andar, aquel hombre esquelético
haciendo muecas de dolor visibles,
sus rodillas pegó y su frente al suelo.

Se irguió después, quedándose de hinojos
con profundo respeto,
y, levantando en alto, cuanto pudo
sus descarnados brazos, largos, tremulos,
comenzó asi a expresar,
en tono sollozantey lastimero:

“Señor: soy un leproso
que hace ya mucho tiempo
vago por la espesura de los montes,
lejos de todo trato y del comercio
de los humanos, que me tienen asco,
y con horror me miran o con miedo…
las cuevas de las bestias sin mi estancia
durante el dia; mas bien el cementerio
donde el fin de mi vida ansioso aguardo,
puesto que, para mi… ¡ya todo ha muerto…!

Me paso yo los días
en laangustiosa soledad, y lejos
de mi hogar, de mi esposa y de mis hijos,
de quienes me aparté ¡ay! En secreto
la noche en que note mis tristes males
sin atreverme a despedirme de ellos,
para no contagiarlos,
que seria para mi peor tormento…

Señor: soy un leproso,
y mi vida es andar siempre muriendo,
sufriendo una hambre horrible
para calmar la cual, a veces tengo
que acudir, por la noche, a lasorillas
de algún villorrio, a hurgar los basureros,
donde frecuentemente
con los canes famélicos
tengo que disputarme algún mendrugo
asqueroso o un mal roído hueso,
yendo después a los inmundos charcos
de donde el agua con mis manos bebo…

Señor: soy un leproso:
mira cubierto de ulceras mi cuerpo,
de donde emana hediondo pus, que brinda
abundante alimento
a los gusanos, que corroen mis carnes,
sindejarme descanso ni en el sueño…
paso las noches, esperando en vano
de mi vida infeliz un dulce termino…
mis labios ya no saben ni reír, ni cantar, pues hace tiempo
que solo una sonrisa fugitiva
a sorprendido en ellos,
al pensar que se acerca a mí la muerte
que acabará con todos mis tormentos,
y es cuando cierro mis nublados ojos
y me hago la ilusión de que duermo…
Señor: soy un leproso…
y si eshorrible
el martirio continuo en el que me encuentro,
hay algo más horrible y lacerante,
que estruja mi alma y me desgarra el pecho;
cuando yo alguna vez del monte salgo,
y luego por casualidad tropiezo
con los que fueron mis amigos íntimos,
me vuelven las espaldas con desprecio,
y huyen de mi, sin disfrazar siquiera
el asco que les causo aun desde lejos…;
si quien me mira es un desconocido,
mepersigue a pedradas, ¡como a un perro!...
y…¡no hay razón para que así me traten!
o ¿Qué es un crimen el que esté yo enfermo?...
tan solo los que me ignoran
el mal que padezco,
cuando me ven, se alejan silenciosos…
pero aprietan el paso con recelo…
más, cuando algún corrillo de muchachos,
de esos que van al campo por recrero,
me llega a descubrir, de mi hacen burla
me lanzan carcajadas y de mistos
einsultos que me hieren, y se clavan
en el fondo de mi alma, como arteros y agudísimos
mojados en veneno…
y yo… no los maldigo,
pero en mi pobre corazón lo siento,
porque…no puedo disfrutar siquiera
del mas elemental y vil consuelo
de desahogar mi pena por los ojos,
que, de tanto llorar… ¡ya están secos!

Señor: soy un leproso
que en cosas mil buscando
he mi remedio:
en las plantas y flores de los...