en procesos
Esto decía el poeta británico Owen Meredith, aunque olvidaba mencionar que algunoscocineros civilizados sí pueden prescindir perfectamente de sus amos.
El famoso cocinero francés Vatel y su amo, el célebre príncipe de Conde, son un excelente ejemplo. Vatel es uno de los grandescocineros de los que se tienen menos datos; ni una sola de las recetas que preparó ha pasado a la posteridad.
Algunos dicen que era suizo de nacimiento, siendo su nombre de bautismo «Fritz Karl»Watel, pero sea cual fuere lo que sí es cierto es que sirvió al príncipe de Conde, probablemente como cocinero mayor de su corte.
«Monsieur le prince» era una caballero extraordinariamente excéntricohasta el punto en que, cuando Louis XIV aceptó una invitación suya para visitar sus propiedades en Chantilly, estuvo dispuesto a arruinarse económicamente con el único fin de impresionar al «RoíSoleil». Todo lo que al Rey Sol se le antojara en materia de vinos, mujeres y comida debía conseguirse como fuera y Louis tenía para todas estas cosas un apetito prodigioso. Vatel recibió instrucciones de noescatimar ni gastos ni esfuerzos en alimentar al glotón del Rey y en conseguirlo llegó al borde de la crisis nerviosa.
Todos los manjares disponibles fueron servidos al Rey. En el campo losrefrescos se servían en lugares tapizados de junquillos. Pero, en un momento dado, Vatel, que no había dormido en doce días, no consiguió servir rustido a unas pocas mesas del séquito del Rey durante una delas suntuosas fiestas. Esto enfureció enormemente al príncipe e hizo que Vatel redoblara sus esfuerzos por complacerle aun estando al borde del colapso nervioso. Finalmente el desastre llegó cuandoVatel encargó pescado fresco para el Rey en los puestos pesqueros más cercanos.
Vatel se levantó a las cuatro de la madrugada para ir a inspeccionar la calidad del pescado que iba a ir llegando y...
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