En profundo silencio

EN PROFUNDO SILENCIO
En 1996 escribí un texto para presentar a María Mercedes Carranza, que leería en uno de los tradicionales convites de poesía en Casa de Citas. En aquella ocasión, tuve la ocurrencia de hablar de sus poemas cómo quien habla de una casa, pues eso vi en la manera de nombrar su entorno y el inventario de sus formas cotidianas: la descripción de una casa. Hice entonces, en esemismo escrito y para facilitar la ilustración de quienes asistirían a la lectura, la descripción de una evidente yunta de realidades en sus textos: lo interiorizante (siempre en conexión con la casa y sus elementos) y lo exteriorizante (en conexión con la calle y sus agobios).

María Mercedes se internaba en su mundo espiritual, personalísimo, y al necesitar decírnoslo (porque los poetas, sinperder su intimidad, requieren compartir sus experiencias interiorizantes), sabiendo que dichas experiencias provenían de un mundo inefable, empleaba los objetos cotidianos como vasos comunicantes y lo hacía con afortunado atino. Ahí, en el cenicero, en un libro olvidado, en los utensilios menores de la casa y en los pequeños oficios elementales exigidos por el refugio doméstico, estaban escondidaslas signografías con las cuales habría de construir su casa y otra y otra y otra,… tantas hasta formar una ciudad, “una ciudad haciéndose” como bien lo decía.

Entonces comenté que la poesía de María Mercedes Carranza, no sólo era como una casa, sino que además era como una ciudad; y las calles, tan mencionadas en sus textos, tomaron más sentido del que antes les había encontrado. El dominiovital de la poeta no estaba enclaustrado en una casa bogotana de espesas paredes coloniales, no; también se soltaba, e iba por ahí, como suelen hacerlo los poetas, enfrentando miedos distintos. Y lo digo así, “miedos distintos”, porque justamente, si antes me había resultado su lenguaje poético un sistema hecho de soledades, ahora veo claro que estaba urdido de miedos, como ya lo connotaré másadelante. Lo cierto es que, hoy, 17 años después, encuentro cuán obnubilado estuve aquella vez, porque, como la usada metáfora popular que reza: “los árboles no dejan ver el bosque”, esa vez, la casa y la ciudad no me permitieron observar el verdadero y único horizonte de sus poemas, el país. Sus miedos no eran tampoco personales, eran los miedos nuestros, los de quienes cada día despertamos de nuevoen la encrucijada de la patria, los de quienes, si no compartimos con ella su casa, compartimos la ciudad, y si no compartimos la ciudad entonces nos hermanó el país. Colombia es el tema de la poesía de María Mercedes Carranza. Desde esta circunstancia, se evidencian los trasuntos emotivos de sus versos, y hasta podemos decir por ella, obvio que con la distancia que implica el respeto a sudignidad, cuáles son los referentes exactos de su crítica, al principio desdibujada y cada vez más pronunciada, hasta rayar incluso con la sobre evidencia: “El vuelo de las Moscas” su último libro denota esta vía expresiva de sus versos, tajante y objetiva, como para advertirnos que con metáforas herméticas ya no se entienden los seres.

No obstante, ella invirtió mucho de su tiempo y sosiego en elesfuerzo vano de utilizar “el poder de la palabra” contra los guerrilleros, contra los paramilitares, contra los narcotraficantes, contra los políticos corruptos, contra los indiferentes, y en general, contra la malsanía nacional, porque tampoco ella supo ni entendió cuánto el acelerado ritmo de este tiempo, y el engaño de las riquezas, ahogan la palabra y la hacen infructuosa. De ello dan cuenta losprogramas institucionales que desde la Casa de Poesía Silva, pudiendo ser concebidos para el espacio funcional de la institución –prestando el servicio social al que obliga el contrato con la alcaldía- trascendían no sólo el espacio poblacional del Distrito Capital, sino que cubrían el país entero. Los mismos contenidos de dichos programas (La poesía tiene la palabra y Poetas alzados en Almas),...