En Torno A La Tragedia De León Febres-Cordero
- I -
León Febres-Cordero
Rene Magritte, La Valse
Borges decía que el tiempo es la sustancia de la que estamos hechos, y es cierto. Estamos hechos de tiempo: el cuerpo, con sus órganos, sus fluidos y sus huesos, cambia, se transforma y se consume con el tiempo. Este tiempo, que llamaré “tiempo cronológico”, es el tiempo que nos vincula a la naturaleza y a losanimales. Es, por así decir, un tiempo “puro”, constante, informe y dinámico. Los astros, los hombres, los animales, las plantas, hasta las piedras, son capaces de movimiento. Se mueven por fuera, pero, sobre todo, se mueven por dentro, se erosionan, se transforman.
“La imagen móvil de la eternidad”, llamó Platón al tiempo. El movimiento del tiempo cronológico se nos escapa aunque hayamosinventado el reloj, esa trampa para atrapar al tiempo. Pero el tiempo, como dicen los antiguos relojes de pared, huye. Se nos va. A veces, ciertamente, sentimos que nos “sucede”. Pero esa sensación de que el tiempo pasa por nuestro interior nos resulta efímera: un “déjà vu”, la sensación de haber vivido ya una determinada experiencia, de haber recorrido ya un determinado camino, en suma, de habervivido otra vida. Pero repito: es una sensación, y como tal, es efímera. No podríamos pasarnos el día entero en un permanente “déjà vu” por la sencilla razón de que dejaría de ser un “déjà vu”, y porque precisamos vivir el presente, el momento actual, ése que con tanta frecuencia se nos hurta. Es decir, necesitamos que el tiempo cronológico no sólo “suceda”, sino que se haga “sucesivo”. Ello es unanecesidad. El otro tiempo, el que percibimos en estados de excepcional lucidez o fatiga, el llamado “tiempo simultáneo”, es un lujo, un lujo al que hay que tenerle cierto respeto, pues puede ser abrasivo y es voraz e insaciable. No en balde es una de las formas del tiempo de Cronos.
Estas distinciones, claro está, son sólo válidas y tienen sentido únicamente para el hombre. A la naturaleza,los astros, los animales, les tiene sin cuidado el paso del tiempo. En este sentido, el tiempo es un invento del hombre. Su mayor y más enigmático, más inescrutable invento, quizá. Y, sin embargo, no sabemos cómo decir lo que es el tiempo. San Agustín lo intentó y escribió: “si no me preguntan lo que es el tiempo, lo sé; si me lo preguntan, no lo sé, pero mi alma arde porque quiere decirlo”. Ahíestá el magnífico onceavo libro de sus Confesiones como prueba de su ardor.
Sí. El tiempo es un invento del hombre. Pero ¿lo es enteramente? ¿Creen ustedes que el hombre haya inventado la sustancia del tiempo? Aunque nos refiramos al tiempo como concepto, sentimos que algo muy en el fondo de esa abstracción nos sobrepasa. Algo en él, algo que se mueve en su interior, no es hechura del hombre;algo que tiene vida.
Hay, eso sí, una forma del tiempo que, además de ser invento del hombre, es también hechura suya. Me refiero al llamado “tiempo histórico”. El tiempo estático, congelado, de la historia. Es hechura suya porque es el tiempo que hace al hombre con su tiempo, con el tiempo “puro”, tiempo “a secas”, tiempo “cronológico”. Es el tiempo en el que se quedó varada Lady Macbethcuando dijo: “What’s done cannot be undone”. El tiempo histórico, que el historiador -o cualquier hombre al recordar su propia vida- divide conveniente e ilusoriamente en “épocas” y “períodos”, es, como el reloj, una trampa que se le tiende al tiempo para atraparlo y luego desmenuzarlo, ordenándolo racionalmente, buscándole y encontrándole explicaciones disímiles.
Pero, vuelvo y repito, quedaalgo dentro de esa trampa, un polvillo, un residuo, que no es ni podrá ser jamás hechura del hombre. Algo divino, con vida propia, algo que permanece en libertad a pesar de haber caído en la trampa y haber sido desmenuzado minuciosamente por los historiadores, por nuestra propia memoria o por el olvido. En honor a la verdad, lo mismo puede decirse de cualquier invento del hombre, ya que todo...
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