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La historia oral como recurso metodológico en la enseñanza de la historia
Ana María de la O Castellanos*
* Investigadora de El Colegio de Jalisco.
La renovación constante que requieren las propuestas metodológicas en los procesos educativos y de investigación, particularmente en la materia de historia regional, nos lleva a reflexionar sobre la propia práctica docente, así como del papel social que debe cumplir la investigación como herramienta fundamental en la producción de conocimiento. Son varios los puntos desde los cuales nos desprendemos para exponer una propuesta para la enseñanza de la historia regional. El primero, parte del cuestionamiento de la manera en que se ha llevado a cabo la enseñanza de la historia, la cual nos permite reflexionar acerca del estado en que se encuentra el conocimiento histórico dentro del aula; un segundo, sería la relación que se establece entre la escuela y la comunidad o entorno social que le rodea, tanto al alumno como al maestro, y del cual también son integrantes. Al examinar la práctica docente en las materias de historia, y aquí es en cualquiera de ellas: historia universal, historia de México, etcétera, encontramos la reproducción de métodos de enseñanza tradicionales en donde se memoriza pero no se crea conocimiento. Se recurre a una enseñanza en donde prevalece la exposición dirigida por parte del maestro. Lo mismo se presenta en las otras partes del proceso en donde tanto las lecturas y la evaluación son canalizadas por los docentes. Seguimos encontrando maestros, en todos los niveles escolares, desde la primaria hasta en el de educación superior, que siguen explicando la ciencia de la historia con una corriente de corte historicista, en donde lo que más importa es el nombre del héroe o la fecha de la batalla. Además de que es difícil que el conocimiento llegue más allá de los límites de los edificios escolares. Pero también creemos que la concepción que se tiene sobre lo que es la investigación histórica, se maneja en términos de erudición y de lejanía sobre la población de cualquier región. Los estudiosos de la historia en muy pocas ocasiones se involucran con su objeto de estudio. La imagen de ratones de biblioteca y archivos que de ellos se tiene no se aparta mucho de la realidad. Con el fin de dejar atrás este tipo de prácticas y avanzar en los procesos educativos y de investigación, es menester adoptar otras actitudes y métodos en la impartición de la materia de historia y específicamente en la de la historia regional. Es imperativo que se realice una práctica docente con una enseñanza participativa en donde las actividades, tanto del maestro como del alumno, mantengan relaciones internas y externas alrededor de la escuela, con recursos metodológicos que los aproximen hacia una apropiación y creación del conocimiento histórico. Los aprendizajes significativos deberán responder a necesidades concretas de una comunidad, tanto escolar como de la sociedad en su conjunto. La problemática de cualquier realidad social con la que a diario se enfrenta el alumno en su comunidad debe ser explicada dentro de la escuela. Lo primero será rescatar el vínculo que existe entre el proceso enseñanza‐ aprendizaje e investigación y que nos llevará a tomar una nueva postura de cómo aprehender, recrear y producir conocimiento histórico en una relación directa con la familia, el barrio, la ciudad y la región. La enseñanza de la historia no debe seguirse presentando como una acumulación de datos sin más contexto que el que ofrecen los héroes y villanos. Por el contrario, se debe permitir al alumno crear una conciencia crítica de su entorno social, no sintiendo el conocimiento histórico como algo ajeno a él, sino como el resultado del mismo proceso. Para lo cual habrá que pugnar por una metodología que promueva una integración del conocimiento y tienda los vínculos, por ...
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