encicl
continuidad de la doctrina social junto con su constante renovación. En efecto, continuidad y renovación son una prueba de la perenne validez de la enseñanza de la Iglesia.
Sollicitudo rei socialis, núm. 3
En la primera parte, el Papa recuerda la ocasión y la novedad de las enseñanzas que Pablo VI ofreció con su encíclica. Se trata -afirma- de un documento deaplicación de las conclusiones del Concilio Vaticano II a los problemas del tiempo (desigualdad social y económica, destino universal de los bienes y las ventajas y peligros del desarrollo). En la segunda parte, Juan Pablo II hace un análisis de la situación contemporánea deteniéndose en algunos aspectos especialmente descriptivos como el desencanto de las esperanzas de desarrollo que en los años 60y 70 se tenían y que llevaron a algunas medidas concretas y campañas pero que a la larga se han mostrado insuficientes, el progresivo distanciamiento económico del Norte con respecto al Sur (el Papa llega a llamarlo “abismo”: cf. núm. 14), la lucha infructuosa contra el analfabetismo, los problemas para dar educación superior a todos, la falta de participación, las nuevas variedades deexplotación, opresión y discriminación, la presencia de mecanismos que no permiten el crecimiento de los pueblos. A modo de paradigma de las situaciones anormales el Papa se detiene en el tema de la falta o indignidad de las viviendas de muchas personas:
La falta de vivienda, que es un problema en sí mismo bastante grave, es digno de ser considerado como signo o síntesis de toda una serie de insuficienciaseconómicas, sociales, culturales o simplemente humanas; y, teniendo en cuenta la extensión del fenómeno, no debería ser difícil convencerse de cuan lejos estamos del auténtico desarrollo de los pueblos.
Sollicitudo rei socialis, núm. 17
Pero también menciona el tema del empleo y de la deuda externa como aspectos emblemáticos de la situación.
Se detiene luego en examinar las causas políticas dela situación contemporánea a la encíclica. Parte de la consideración de los dos bloques de Este y Oeste que se contraponen en especial por motivos políticos y económicos, unos inspirados en el capitalismo liberal, otros en el colectivismo de inspiración marxista. De la contraposición ideológica se ha pasado a la contraposición militar dando lugar a la Guerra fría. Sin embargo, la doctrina socialde la Iglesia ha criticado e incluso condenado ambas doctrinas no solo por el evidente rechazo de Dios del marxismo sino por la poca versatilidad que, según el Papa, ambas ideologías tienen para lograr afrontar las situaciones nuevas y promover el desarrollo integral del hombre. De esta consideración general, pasa a una crítica de la carrera armamentística, del terrorismo, del control de lanatalidad por parte de los Estados.
A todos estos elementos negativos se suman algunos positivos como el aumento de la conciencia de la dignidad de cada persona, de la interdependencia que lleva a la solidaridad, el respeto por la vida, etc.
La tercera parte de la encíclica está dedicada al tema del desarrollo humano integral (opuesto ya como concepto por Pablo VI al del “progreso” de origeniluminista). El aumento de bienes o la mayor facilidad de acceder a servicios, afirma Juan Pablo II, se ha mostrado insuficiente y que lleva a una especie de “superdesarrollo” que es inmoral pues implica el dejar la supremacía al “tener” sobre el “ser”. Un desarrollo basado solo en aspectos económicos no es suficiente.
Según el Papa, es una visión teológica la que permite una propuesta de desarrollo...
Regístrate para leer el documento completo.