Encuesta (VPH)
Basta un alumno con comportamiento disruptivo para impedir el normal desarrollo de una clase. ¿Qué hace normalmente el profesor que se encuentra con un rebelde en el aula? Hacer como si el tal adolescente no existiera. Mirar para otro lado. En caso gravísimo y repetitivo, abrir un procesode expediente disciplinario que, siguiendo los pasos previstos por la ley, forma el Consejo Escolar del centro quien probablemente dictamine: sería conveniente enviar al alumno a proseguir los estudios en “otro centro escolar”, a ser posible en un centro donde existan aulas de Compensación Educativa.
¿Qué suelen hacer los padres que tienen en casa un rebelde encerrado en su habitación sinhablar días y días, robando, mintiendo, sin escolarizar? Preguntarse en primer lugar que no han hecho en la escuela y en segundo lugar cuestionarse lo qué han consentido.
Porque, afortunadamente, los niños no nacen con quince años. Lo mismo que los niños aprenden a andar, leer y escribir, aprenden pautas de conducta y comportamiento moral. Si no les enseñamos a distinguir el bien del mal, si noles corregimos ni les enseñamos normas para que sepan a qué atenerse, nunca aprenderán a comportarse como hombres, ni acertarán a dar sentido a su vida. Pero los valores se viven, se sugieren, se comparten, no se imponen.
A los tres años quizá les hiciera gracia cuando el niño decía entre lloros y berrinches: no quiero ir a la escuela hoy, o quiero el juguete de Luís es mío, y se salía con lasuya.
A los seis quizá les sorprendiera con un punto de orgullo que su hijo mostraba una conducta muy violenta al entrar en el colegio. Llorando, gritando, dando patadas y puñetazos a quienes intentaban conducirlo a su aula, incluso pegándose con la cabeza contra las paredes.
A los doce quizá era el mas peleón de la clase…
Y ahora a los quince ¿qué pueden hacer? Pues aún mucho. Atenciónpsicológica en la educación del autocontrol y de la motivación por aprender, fuerte apoyo en la enseñanza con un grupo reducido o profesor particular y especializado, y muestras constantes de amor aunque no de atención si no es mecida.
Aristóteles sostenía que la auténtica manifestación de fuerza de voluntad se mide en el dominio propio. «La vía del menor esfuerzo no conduce nunca a lamaduración».
Es necesario no sólo animar a que el niño se esfuerce por conseguir unas metas, sino también ir alabando con cierta continuidad lo poco o mucho que consiga en cada momento. Es necesario que el niño con dos años aprenda a pedir el agua, el juguete, el chupete por favor. Y es conveniente enseñarle desde esa edad a dar las gracias. Con el norma de elemental convivencia aprende al tiempo aesperar –aunque sea un segundo mas- y sin que pase nada el cumplimiento de su deseo. Sería también conveniente enseñarle a hacer pequeños sacrificios: renunciar a una golosina, retrasar el momento de saciar la sed, dejar de ver la televisión, comer lo que no le gusta, dejar hablar a los demás… Estos gestos educan la voluntad, lo cual le va a ser muy útil el día de mañana.
En un centro escolar...
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