Energia Sociedad
Toda actividad industrial tiene, en general, un gran beneficio y genera a su vez un riesgo o detrimento tanto al medio ambiente como a la sociedad. El riesgo nulo o cero no existe debido a que es físicamente imposible. Este podrá ser mayor o menor y en general mediante la educación y tecnología se lo puede disminuir hasta hacerlo seguro. Si se quiere conocer el impacto de una acción y determinar su aceptación, tanto desde un punto de vista individual como social, surge la necesidad de evaluar en forma comparativa (con números) tanto los beneficios como los perjuicios que ocasiona. Así se podrá evaluar “objetivamente” las distintas actividades humanas y de esta forma comparar el grado de seguridad de estas y optar por la de menor detrimento o perjuicio para un mismo beneficio. Por lo tanto, comparando números concretos y evitando la percepción intuitiva (no siempre correcta), se podrá legislar adecuadamente, estableciendo límites a las distintas actividades, emprendimientos y a la contaminación que producen.
Los beneficios de la energía eléctrica son importantes y bien conocidos. Este beneficio se puede medir en calidad de vida, asistencia técnica, alfabetismo, población con acceso a agua potable, y expectativa de vida, entre otros. Según estudios estos indicadores aumentan con el consumo de energía por habitante, no porque gastar sea beneficioso, si no porque el uso racional de la misma sí lo es. Analicemos ahora los “perjuicios” de las distintas formas de generación de electricidad y cómo evaluarlos con números. De esta forma podremos compararlas según su impacto o riesgo, y evitar apreciaciones subjetivas o no realistas. Esta forma de proceder permite legislar correctamente, y establecer límites al riesgo en beneficio de todos.
En el caso particular de evaluar el perjuicio de la producción de energía eléctrica debemos ...
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