Enfadarse
Gunter F. Gross El enfado es el suicidio del talante. Si usted se enfada a diario, se está bebiendo cada día un combinado de ácido clorhídrico. El enfado produce efectos increíbles. Es sorprendente lo que puede lograr una pequeña carga negativa. Es como si un ratón pariese un elefante. Un efecto con un valor mínimo puede mantener a un ser humano sin aliento todo el día. Lo único que necesita es la malicia creativa de un enemigo íntimo. Una observación mordaz, aparentemente sin importancia, hecha en cinco segundos por un profesional del comentario corrosivo, puede hacer que la persona que la recibe sea incapaz de trabajar productivamente durante por lo menos dos horas. El enfado actúa en dos direcciones. Es una bomba de dispersión que deja tras de sí una cantidad impresionante de consecuencias. Las pérdidas de calor provocadas por el enfado son enormes. Imagínese la energía que horraría tanto en casa como en el trabajo, si eliminase el enfado diario de su vida. ¿Cómo sería usted con aquellas personas que tiene más cerca? ¿Qué podría hacer por su calidad de vida, si se enojase con menos frecuencia? Desde este punto de vista, es simplemente inconcebible por qué muchas personas siguen permitiéndose el disparate de envenenarse un día tras otro. Y el envenenamiento es algo que se debe considerar en el más literal de los sentidos. Piense en la cantidad de adrenalina que su enfado envía a su sistema biológico. El enfado le paraliza. El curare, veneno utilizado por los indios amazónicos entre las flechas, es un juego de niños en comparación con esto. Entre las flechas venenosas del mundo, el enfado es la reina absoluta. El enfado destruye su capacidad de trabajar y lograr cosas. Le impide seguir adelante su trabajo. Pero el enfado hace que se apilen montañas ...
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