Enfermeria
ALBERT J. JOVELL
Presidente del Foro Español de Pacientes. Director General de la Fundació Biblioteca Josep Laporte. Profesor Asociado Universitat Autònoma de Barcelona. Barcelona (España).
El médico que yo conocí1
Hubo una generación de médicos extraordinarios, anónimos y desconocidos, pero extraordinarios, que contribuyeron demanera decisiva a sentar las bases de los sistemas sanitarios modernos y, especialmente, del Sistema Nacional de Salud. En la preparación de este capítulo ha sido inevitable que me acordara muchas veces de ellos y, sobre todo, de uno de ellos: mi padre. Valorar y especular sobre lo que puede pasar en el futuro obliga muchas veces a pensar teniendo como puntos de partida el pasado y el presente.Licenciado en Medicina y Cirugía, licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, doctor en Sociología y diplomado en Análisis de Datos. Master of Public Health in Epidemiology, Master of Science in Health Policy and Management, y Doctor in Public Health por la Universidad de Harvard en los Estados Unidos. Es Director General de la Fundación Biblioteca Josep Laporte, centro de gestión del conocimientoen ciencias de la salud y de la vida. Ha realizado diferentes publicaciones científicas como autor y coautor en revistas científicas y divulgativas, incluyendo la edición de monografías y libros.
Escribía Elisabeth Kübler Ross2 que «nuestro hoy depende de nuestro ayer, y nuestro mañana depende de nuestro hoy». Desde esta perspectiva cabría preguntarse ¿qué significa ser médico? y ¿quésignificado tiene ser un buen médico? Mirando el ayer y el hoy de la medicina, éstas son preguntas que permiten reflexionar sobre la diferencia existente entre ser médico o hacer de médico. De mi padre y de sus compañeros -el ayer- aprendí esa diferencia tan nítida entre el hecho de ser médico -la profesión- y el hecho de hacer de médico -la ocupación- a día de hoy, y ello permite especular sobre cómodebería ser el médico del futuro y sobre la historia natural de la profesión. Mi padre fue médico, sólo médico, desde 1954 a 1992 y fue médico y paciente de otros médicos desde 1992 hasta 1999. El sentido del deber profesional hizo que cerrara su consulta en Barcelona para trasladarse a Sabadell en 1962. Unas riadas y una inmigración masiva de trabajadores urgieron un llamamiento de profesionales paraque atendieran necesidades básicas de salud en esa ciudad. Allí se quedó y allí trabajó toda
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LA PROFESIÓN MÉDICA: LOS RETOS DEL MILENIO
su vida como médico de cabecera. No había asistencia sanitaria universal ni servicios de urgencias, por lo que durante muchos años la profesión tuvo que ser lo primero. Era normal que le llamaran a cualquier hora del día, especialmente de noche, y que cuandosalía a comer fuera de casa con la familia tuviera que acordar, e incluso pagar, a un compañero para que le cubriera su ausencia. Cuando iba al cine con mi madre el acomodador tenía localizado su asiento. Aún recuerdo cómo actuó cuando mi madre le llamó a la consulta, teniendo yo seis años de edad, para decirle que me había roto la clavícula. Tras indicarle cómo proceder, le comentó que no podíahacer más en aquel momento por mí porque tenía muchos casos como el mío esperando en la consulta. Eran más de 100 personas al día las que visitaba durante esos años en una consulta que nunca cerraba las puertas y donde la cola se prolongaba desde su despacho en un primer piso hasta la calle. Su mejor y, quizás, única tecnología: la relación médico-paciente y la confianza mutua. Su empleador, sesupone que la Seguridad Social, nunca le reconoció ningún mérito; al contrario, lo mantuvieron muchos años de interino para ahorrarse el pago de los trienios. De pequeño, mi padre era un héroe para mí. No podía serlo de otra forma una persona a la que todo el mundo agradecía cosas, a quien se saludaba constantemente en la calle y de quien casi siempre hablaban bien. Parte de las visitas que hacía...
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