Enfrentando un peligro
Autor: Sergio Andrés Álvarez Henao
ENFRENTANDO UN PELIGRO
Amar el cuerpo de las palabras, por tanto, significa
no eludir ni rechazar, sino asumir
y preservar, el peligro de
no tener sentido.
Jorge Larrosa
¿Has visto alguna vez un árbol cayendo de una historia como cae una hoja de otro árbol tras el paso del viento, o del tiempo?Seguramente sí, porque los árboles son a veces tan livianos que el mismo aire que alimentan con su oxigeno los puede balancear encima suyo hasta caer por completo al suelo, como una hoja, es cierto, y los podemos ver; sólo basta, de hecho, nombrarles para que les podamos ver. Porque cada árbol es una imagen, pero es también una palabra, ver y escuchar entonces, y en esa forma puede ser llevado hasta elbosque o el patio deseado, en realidad basta con nombrarle para que un árbol sea nuestro, hacerlo palabra, hacer que se mueva de su sitio de plantación y acompañe quizá a la soledad de un paisaje que hemos pintado.
Tal vez nos preguntemos un día de estos qué es un árbol cayendo de una historia si, tantas veces también, son las historias mismas las que de aquel penden y yacen allí aun tras elpaso de un tiempo que no deja nunca de pasar. Pendidas allí, como si fueran palabras que aunque se borren quedan colgando en algún lugar, las encuentras y las atrapas cuando pasas, aunque traigan el peso mismo de las Pentandras, o el liviano pesar de una de las mariposas de efímera vida que pasan todos los días ante las ventanas. Es cierto entonces, que “estamos tan convencidos de la validez denuestras palabras que, automáticamente suponemos la existencia de “cosas” detrás del nombre que las anuncian”, por esa misma razón nos sentimos cómodos y realmente confiados, intuitivamente, de pensar en un árbol, con su olor fresco y las ramas puestas al aire, el verde saliéndole por todas partes, si nos hacen oír su nombre o si su nombre es, precisamente, un nombre que lleva escrito en algúnlugar de su cuerpo como letreros para turistas. Un árbol es un árbol aun cuando se queda atrapado en uno de esos cuadros de paisajes aletargantes sobre una pared, cuando lo dibujamos en el tablero, en la mente, en las palabras; aun en la palabra un árbol siempre tendrá sus ramas y el verde en las hojas. Me refiero a que siempre que leemos o escuchamos la palabra denotativa, hacemos aparecer esa cosanombrada por esa palabra en nuestra mente, como fotografiando, su cuerpo, su imagen. Sabemos que la palabra es una unidad de significado y que por tanto transporta en ella una intención que viene mediada, casi definida, por una esfera especifica del discurso, del conocimiento mismo, por el texto y contexto, entonces nos encontramos, por ejemplo, un árbol que cuenta la historia de cómo cayó de supropia historia como si éste mismo fuese una hoja y no un árbol, y advertimos que nos enfrentamos al peligro del no sentido, de la no significancia, pero lo enfrentamos y lo sobrepasamos porque hemos aprendido que las palabras se posan aquí y allá, cambiando de significado, adquiriendo otros significados, conservando su significado e influyendo con sólo su presencia en el de otras; advertimos quela magia misma que las palabras y lo que puedan llegar a significar, juntas o separadas, nos brindan la confianza de enfrentar ese peligro del no significado porque entendemos, por ejemplo, que aquel árbol lleno de soledad en realidad puede caer de su historia si aquel es una hoja de papel y su historia, un libro; cuando entendemos que tanto los árboles como los libros pueden perder sus hojas, yéstas ser llevadas por el viento y el tiempo, como las palabras; que a un libro podemos llamarlo historia, que la historia también puede ser un libro.
La tranquilidad de poder llamar “árbol” a una página de un libro sólo por estar allí dibujada la imagen de ese árbol que el viento mueve allá en el bosque, o la tranquilidad de concebir y de comprender que un “árbol” pueda caer con la misma...
Regístrate para leer el documento completo.