Ensayo 2 De Lith

■ La escuela, el maestro y la lecto-escritura
Si queremos mejorar la calidad de nuestro trabajo (no querer esto no sería inteligente) debemos tener el coraje y la ética de revisar (ver dos veces)nuestra práctica profesional, hacerlo es algo natural, es parte de nuestro trabajo, más aun, debe hacerse a menudo.
Ver críticamente nuestro trabajo, autoevaluamos, poner a prueba y dudar de lo quehacemos, es la clase para dar un salto cualitativo de las formas tradicionales de la relación con el conocimiento (racionalistas o conductistas) que impregnan la escuela y dominan los distintos nivelesdel sistema educativo.
Los aportes teóricos de la nueva sicología, de la sociología antropológica, de la filosofía existencial, de la pedagogía comunicativa, la lingüística, la semiótica, lasociolingüística, la gramática textual son riquísimos para reconceptualizar el aprendizaje del lenguaje en general y de la lecto-escritura en especial.
Leer y escribir fueron las actividades básicas que definíanla educación primaria (muy especialmente en los tres primeros grados), autores como Dewey habla del momento en el que la sociedad necesita, institucionalmente, el apoyo de la escuela, en el sentido deque la lectura es, precisamente, lo que justifica el nacimiento y la existencia de la escuela. Una escuela en la que no se está aprendiendo a leer y escribir ¿Para qué sirve?, ¿Qué futuro le espera auna sociedad sostenida por una escuela inútil?
Lectura y escuela aparecen vinculadas desde sus orígenes por razones sociales, específicamente por razones de alfabetización, ¿Cómo calificar a laescuela hondurena solamente con respecto a esta variable? ¿Dónde quedan los derechos a la educación y la cultura propuestas por la UNESCO y la constitución? Sobre todo, cuando se sabe, pese a los premiosanuales, de la existencia real de los analfabetos funcionales: niños y adultos que aprendieron a leer que de hecho no leen y que con el desuso han llegado a perder la habilidad.
Hoy, este problema...