Ensayo asalto al tren pelham
Ya sea por la crisis de seguridad o por la económica, está claro que Estados Unidos busca héroes para un espectador que necesita volver a creer en sí mismo y en unsistema político-económico que pasa por sus horas más bajas. Y en esa tarea encuentra a Walter Garber, un distribuidor de líneas de trenes caído en desgracia tras ser acusado de corrupción. Buen esposo ypadre de familia, Garber es un tipo corriente y de buen carácter, convertido “por accidente” en único interlocutor válido ante Ryder, un atracador que juega a la Bolsa y que ahora lo hace con la vida deun grupo de rehenes retenidos en el tren. En realidad, es un pulso particular con el alcalde y con todo un sistema que considera decadente e injusto, y el que él es la víctima que ahora coge lasartén por el mango. Pronto sospechamos el pasado de Garber y de Ryder, atrapados entre rejas o frente a la opinión pública hasta el punto de parecer tan iguales en su reacción como distintos en suintención: amargura y venganza sin escrúpulos frente a honradez y discreción, rechazo y mezquindad frente a heroísmo y valentía. Esos son los derroteros de la libertad personal.
Con este remake, Tony Scottpone al día de la película de 1974 de Joseph Sargent “Asalto al tren Pelham 123″, y nos acerca a la típica trama de atraco y chantaje político con rehenes de por medio, siempre contrareloj y con lashabituales escenas de persecución urbana con caos circulatorio, choques espectaculares y helicópteros sobrevolando los cielos de Nueva York. El director deja su sello con un uso gratuito y frenético dela cámara girando en torno a los personajes, con un tiempo y espacio rotos con ralentís o planos congelados y un montaje lleno de artificio y vacuidad, y con una imagen tópica del político populistay corrupto o de la torpeza de una policía ineficaz que se estorba a sí misma. Scott quiere resaltar el valor del ciudadano de a pie frente a quienes ostentan el poder en cualquiera de sus...
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