Ensayo de el viejo y el mar
En la Literatura, seencuentran obras literarias alabadas por los críticos más exigentes y fatalistas de este arte y hasta por los posibles habitantes no humanos del universo y repudiadas por los críticos más mediocres y corsarios del Antártico y hasta por los cultivadores de papa del MACHU PICHU. En el tema de las lecturas mas aprontadas y oprobiadas de este arte, que en numero ordinal no me acuerdo, sinceramente no deseo darmi humilde opinión, debido a que envejeceré hasta estar en proceso de descomposición, y yo personalmente no deseo eso; sino, hablare de algunos aspectos relativamente positivos de la Literatura Universal.
Para ello llevare al "banquillo de los acusados" a uno de los expositores de la Literatura estadounidense, de nombre Ernest Hemingway, uno de los tantos millones de sobrinos del Tío Sam, hijode un doctor suicida (digo suicida, porque tarde o temprano iba a poner fin a su no tan sana vida), nacido en Oak Park, Illinois. Ernest en sus primeros tiempos de adultez llego a periodista en el Kansas City Star; y por ello se encargo de cubrir noticias relacionadas en un porcentaje muy alto al maléfico periodo bélico, que caracterizo la primera mitad del siglo XX en Europa y Asia; digo periodobélico porque no se refiere solo a la Primera Guerra Mundial o a la Segunda, hablo de la Guerra Civil Española, la aplicación de las doctrinas comunistas en los países soviéticos y eslavos en toda Europa, el nacional socialismo, la integración y desintegración de imperios, reinos y repúblicas completas en Europa y Asia y el fascismo, ¡el fascismo! Doctrina maldecida por Ernest por toda su vida.Todas estas experiencias adquiridas por el escritor estadounidense por esos lugares pudo tener suficiente evidencia y sentimientos colaterales para poder escribir diversas obras literarias y teatrales para expresar, según él, toda esa información por supuesto, filtrada en sus neuronas y en su sentido común, como lo pudo ser Tener y no tener (1937) y su obra de teatro La quinta columna las cualescritica muy duramente las injusticias políticas y económicas que vio en primera persona Europa y Asia por la Guerra Mundial cuando era reportero, en cambio Por quién doblan las campanas (1940), otra novela de Ernest, refleja sus experiencias en España, pero no sus experiencias en Pamplona en el año 1926 cuando disfrutaba a todo dar las fiestas "cinco días de corridas de toros, bailando todo el día y...
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