Ensayo de Hisoria
bastante desigual en la que podemos ver a una clase alta bastante acomodada, con
necesidades satisfechas en extremo, y una clase baja que por el contrario a la ya
mencionada tenía grandes necesidades como una vivienda justa, buena
alimentación, etc. Problemas provocados por los miserables sueldos a cambio de
jornadas de trabajo explotadoras que da como resultado, la cuestión social,
provocada por los políticos quienes solo velan por el bienestar económico y social de
los que votan (clase alta) excluyendo al resto de la población (proletariado).
En el siglo pasado predominó la polémica doctrina dura y a momentos apasionante, discusión tras la cual actuaban definidos intereses de clase. Ahora, en el período
parlamentario, la preocupación central de los congresales es la combinación
ministerial, o es la próxima interpelación ministerial, o bien es la maña que se da tal
parlamentario en obstruir ese o aquel proyecto. Los grandes problemas nacionales quedan insolubles, el proletariado es atropellado, perseguido y ni la voz de protesta
quiebra la calma desesperante del parlamento.
La política del periòdo parlamentario no produce grandes cambios en la vida
nacional sino que luchan por obtener el control de esta, en el que participan un
pequeño sector de la sociedad, círculos oligárquicos en los que, más que una lucha
de intereses o doctrinas opuestas, fue una lucha por el dominio personal o de familia. Una lucha tan ambiciosa por parte de los políticos que sólo consideraban a
aquellos que votaban olvidando sus principales objetivos, que son,
consolidar los
valores espirituales y morales, elevar el nivel cultural, educacional, científico y
técnico; eliminar las causas profundas del actual estancamiento económico,
alcanzar adecuadas relaciones laborales, asegurar el bienestar social y afianzar nuestra tradición espiritual inspirada en los ideales de libertad y dignidad de la
persona humana, que son patrimonio de la civilización; como medios para generar
una auténtica democracia representativa en la que impere el orden dentro de la ley,
la justicia y el interés del bien común, todo ello para guiar al país por el camino de su
grandeza y proyectarlo hacia el exterior. Objetivos que se habían olvidado por completo por políticos con una sed insaciable de poder, que los había enceguecido
por completo, en los que solo veían a aquellos que los ayudaban a lograr sus
1”
propósitos, los votantes, que
de acuerdo a estimaciones del historiador Julio Heise,
en 1920 los electores potenciales eran menos de 62.0000 hombre mayores de 21 años que sabían leer y escribir. De entre estos,ejercen sus derecho a voto sólo
aquellos que voluntariamente se inscriben en los registros electorales. Inscripciones
que además se renovaban periódicamente. De hecho , en las elección de 1915 el
número de inscritos fue de, 185.000 hombres, fue menos del 50% de los potenciales
electores.Tampoco se penaliza la abstención, la que llegó a fluctuar entre 19%en 1915 hasta 49% en 1921, cuando los registros llevaba varios años sin renovarse. No
es sorprendente, por tanto, que la relación entre los votantes y la población del país
variará entre un 4% (poco más de 150000 votantes)”
A causa del poco interés manifestado por parte de los políticos
,quienes creerán que
el ahorro forzoso será la panacea de casi todos los partidos, la inscribirán en sus
programas. La aceptación de la libre concurrencia conducirá necesariamente a tal conclusión. Si los obreros no viven bien,se debe a su falta de previsión, dirán todos
(1)”Historia del siglo XX chileno” Rolle ET. AL. Capítulo IV “Un orden en paréntesis” página
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ellos.Dejándonos claro la lejanía política con gran parte de la población y
conocimiento de sus condiciones de vida y que no buscaban e
l bienestar de ...
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