Ensayo De La Metamorfosis

CUADRO I
Plaza publica
Entran: Mercucio, Benvolio, un paje y criados.
Benvolio: Mercucio, retirémonos. Los Capuletos andan por acá y si los encontramos, no evitaremos una cuestión, porque en estos días de calor, la sangre se irrita fácilmente.
Mercucio: ¿tú hablas así? ¿Tu, que eres capaz de reñir con un hombre por un pelo de su barba, tu que armas cuestión con uno que está cascando nuecespor el grave motivo de que tú tienes los ojos de color avellana, tu que peleaste con uno porque tosía en la calle y despertó a tu perro que estaba durmiendo al sol, tu que armaste querella con un sastre, porque llevaba zapatos nuevos, atados con una cinta vieja? ¿Tú eres capaz de aconsejarme que rehuya una pelea?
Benvolio: ¡Por mi cabeza, ahí vienen los capuletos!
Mercucio: ¡Por mi talón, juroque no me importa!

Entran Teobaldo y otros
Teobaldo: caballeros, buenos días. Una palabra con uno de los dos.
Mercucio: ¿Y por qué solo una palabra? ¿No sería mejor una palabra y una escotada?
Teobaldo: Estoy dispuesto, si me dais ocasión.
Mercucio: ¿No se puedes tomar una ocasión sin que se la den?
Teobaldo: Mercucio, tu acompañas a Romeo…
Mercucio: (interrumpiéndole): Si, con una músicaque para tus oídos será una disonancia… Aquí está mi arco de violín para hacerte bailar. ¡En guardia!
Benvolio: Estamos hablando en público donde pasa mucha gente. Busquémonos otro lugar, razonemos tranquilamente, o retirémonos.
Mercucio: ¡Que nos vean… yo no me muevo de aquí!
Entra Romeo
Teobaldo: Caballero, no necesito hablar con vos. ¡Aquí viene mi hombre!
Mercucio: Que me cuelguen, si noes más hombre de lo que tú crees.
Teobaldo: Romeo, el aprecio que te tengo no encuentra mejor palabra que esta para saludarte: ¡Eres un villano!
Romeo: Teobaldo, la razón que tengo para quererte, aplaca la ira que merece tu saludo. No soy un villano. ¡Adiós, pues, veo que no me conoces!
Teobaldo: Esas palabras no borran las injurias que me has hecho. ¡Prepárate y saca la espada!
Romeo: Nuncate he ofendido. Te quiero más de lo que puedas figurarte, hasta que sepas la razón de mi afecto. Así. Buen Capuleto, cuyo nombre estimo tanto como el mío, cálmate.
Mercucio: ¡oh, deshonrosa sumisión! Basta. Esto hay que arreglarlo “alla stoccata”. Teobaldo, espadachín, ¿quieres bailar conmigo?
Teobaldo: ¿Qué quieres de mí?
Mercucio: Buen rey de los gatos, nada, sino una de tus nueve vidas paratomar aliento con ella, y luego sacudir de lo lindo, las ocho restantes… ¿Vamos o no?
Teobaldo: (sacando la espada): A tus órdenes.
Romeo: Mercucio amigo, envaina esa espada.
Mercucio: ¡Adelante! (pelean). Vamos vuestro “passato”
Romeo: Desenvaina Benvolio, sepáralos. Basta. El príncipe ha prohibido esto en plena calle. ¡Teobaldo! ¡Mercucio!.
Teobaldo hiere a Mercucio por debajo del brazo deRomeo y sale con los
Suyos precipitadamente
Mercucio: Estoy herido. ¡Malhaya vuestras casas! ¡Ya tengo lo que me hacía falta! ¡Y él ha salido ileso!
Romeo: ¡Qué! ¿Estáis herido?
Mercucio: Sí, un arañazo, pero no necesito más… ¿Dónde está mi paje? ¡Anda, pillo; corre a buscar un médico!
Romeo: Animo, amigo; la herida no puede ser gran cosa.
Mercucio: No, no tan profunda como un pozo ni tanancha como un portal de iglesia, pero lo bastante. ¡Mañana estaré estirado!...Ya estoy pronto para el otro mundo. Malditas sean vuestras dos casas. Un perro, una rata, un rufián, un villano que se bate por matemáticas. ¿A qué te metiste entre los dos? Me ha herido por debajo del brazo.
Romeo: Lo hice con buena intención.
Mercucio: Benvolio, ayúdame. Pierdo el sentido.
Salen Mercucio Y BenvolioRomeo: Mi mejor amigo, muere por mi culpa. Mi honor está manchado por Teobaldo que es mi primo desde hace una hora. ¡Oh. Julieta, tu belleza me ha vuelto cobarde!
Vuelve Benvolio
Benvolio: Romeo, nuestro amigo ha muerto.
Romeo: La negra fatalidad de este día traerá otros días tan negros como él.
Vuelve a entrar Teobaldo
Benvolio: Aquí vuelve Teobaldo.
Romeo: ¡Vivo y triunfante! ¡Y...