ensayo de verano
Más allá de las clásicas dudas y preguntas de un adolescente que estáterminando el colegio y decidiendo qué hacer el resto de su vida, mis amigos estaban aún más preocupados por un tema de vital importancia, incluso más que la universidad: las vacaciones con amigos. Era, a nuestro parecer, el verano en el que teníamos que, como dice el dicho, “tirar la casa por la ventana”. Si les soy sincero, era finales de noviembre y a duras penas teníamos una idea del lugar alque queríamos ir en la costa Argentina.
Entre exámenes horrendos y mesas previas, fuimos reclutando gente para iniciar la búsqueda de una casa para hospedarnos durante la primera semana de la segunda quincena de enero en la ciudad de Pinamar. Finalmente, conseguimos juntar a 10 personas y la complicada búsqueda comenzó… estábamos a 15 de diciembre aproximadamente. Los días pasaban y las esperanzasse iban poco a poco con la suave brisa que recorría las calurosas y agitadas calles de la Capital de Buenos Aires. Llegaron las fiestas, la familia, los regalos y la abundante comida, pero aun así seguíamos sin conseguir hospedaje.
Era el mediodía del 28 de diciembre, el calor era insoportable pero una noticia por parte de uno de los 10 nos congeló durante algunos segundos: había conseguido“casa”. Era un sencillo dúplex de color amarillo, pequeño pero cumplía con las necesidades básicas, que era lo único que interesaba en ese momento. La felicidad nos invadió por completo, no podíamos creer que con tan poco tiempo de anticipación pudimos conseguir hospedaje y encima ¡a un precio regalado! Era todo demasiado fácil, demasiado barato para ser verdad, pero nunca se nos cruzó por la cabezasiquiera dudar de lo conseguido; la inocencia y la inexperiencia nos jugó una mala pasada. La cuenta regresiva ya estaba en marcha y algunos ya estábamos trabajando desde comienzos de diciembre para poder ganar unos pesos y poder pagarnos nuestras primeras vacaciones con amigos.
Para algunos, la quincena más larga de nuestras vidas fue la primera de Enero, las ansias y las ganas de playa y fiestasnos bloqueaban la mente por momentos. Era todo genial, todo maravilloso, era… un sueño que de a poco iba concretándose.
Finalmente llegó el tan esperado día. Era la noche del 15 de Enero de 2013 y nos estábamos subiendo al micro con destino a la Costa Atlántica. En todo el viaje fue imposible pegar un ojo, el ómnibus se había transformado en una suerte de boliche móvil en el que la música eraincesante y el alcohol abundaba. Luego de 6 intensas horas de viaje, llegamos a la terminal de Pinamar y nos dirigimos casi corriendo la parada de taxi para abordar uno e ir a la casa en donde algunos ya estaban porque habían llegado algunas horas antes que nosotros. Entramos al auto, le dimos la dirección al taxista y en 10 minutos llegamos a destino. Le pagamos al conductor, le agradecimos y nosbajamos.
Era muy temprano en la mañana del 16, algo así como las 5 de la madrugada, el sol recién estaba asomando en el horizonte y la felicidad ya se había apoderado de la totalidad de nuestras emociones. Una vez más leímos el número de la dirección que teníamos anotado en un pedazo de papel para corroborar la casa, pero algo no estaba bien. El número que decía el trozo de papel no coincidía...
Regístrate para leer el documento completo.