Ensayo del maestro
Ignacio M. Altamirano
Personajes:
Narrador:
Cura:
Diputado:
Maestro:
Alcalde:
Teresita:
Lucecita:
Topil:
Criada:
Mozo:
I ESCENA
Narrador: Era el año de 1863 el diputado Ignacio Altamirano se dirigía a la ciudad de San Luis Potosí, donde estaba a la sazón el gobierno de la República. La diputación permanente había convocado al Congreso de la Unión, yel diputado, acudía al llamamiento desde el fondo del Sur, en que se hallaba. Para no tocar puntos ocupados por los invasores, tuvo que dar rodeos larguísimos, y en uno de éstos, atravesando un estado de cuyo nombre no se quería acordar, llegó un día a un pueblo de indígenas, bastante numeroso.
Alcalde: (dirigiéndose muy propiamente al diputado) buenas señor diputado, que gusto que ustedeste por aquí, eme aquí con el cura del pueblo, me gustaría platicar de algunos asuntos con usted.
Cura: (interrumpiendo la invitación del alcalde y con una voz muy convincente dijo) Pero también me gustaría que visitara la casa para presentarle a mi familia, ver unos libros y hablar acerca de las cosas políticas.
Narrador: el diputado se encontraba en un gran dilema, pues quería charlarcon el alcalde sobre la política que el mencionaba pero quería tener mejor contacto con la gente del pueblo pues tratándose de un cura él pensaba que podía llegar a ellos más fácilmente, sin embargo el cura era un sujeto parecido en moral a todos los de su especie. El diputado, no demoró y correspondió a la invitación que le externó el cura a visitar ese mismo día su casa.
II ESCENA
Diputado:(mirando incrédulo el hogar del cura dijo): mi estimado sacerdote, ¿tan grande es este lugar?
Cura: (dijo señalando el lugar y presumiendo su éxito) Así es señor, se le denomina curato, y por lo que puede observar cuenta con todas las comodidades requeridas para poder vivir.
Diputado: ya veo, tiene grandes habitaciones por lo que puedo apreciar, un enorme patio, logro distinguir a lo lejos unascaballerizas y puedo notar que los pobres indígenas, no podrían lograr conseguir algo así.
III ESCENA
Cura: mire (señalando la puerta de la cocina y dirigiéndolo a la cocina) aquí tenemos una gran reliquia histórica, pues aquí trabajaba una crecida servidumbre de molenderas, cocineras, galopinas y topiles, en esta cocina existe un lugar muy especial para mí, (dijo señalando la alacena) aquí tengoun surtido rico de vinos extranjeros y el del país, además existe un oratorio donde hay una virgencita en un altar coqueto, además de tener un estante con libros vulgares de teología moral, además de ahí pasar mis horas entregado al estudio, porque sabes, ¡es muy ruda la vida de pastor de almas, particularmente en estos pueblos!, pero no nos pongamos a pensar en la suerte que me tocó vivir, mejortome usted asiento, ¿qué quiere usted?, aprovechemos mi gran selección de vinos, espéreme ahora vuelvo, (dijo emocionado).
(El cura salió y regreso con una botella de coniac)
Narrador: el cura fue a su bodega y volvió con una botella de coniac viejo, que se apresuró a destapar. Un momento después se presentó una criada joven graciosísima, de ojos bailadores y de dientes de perlas, vestida con sus enaguas de muselina, su camisa de olanes, y la correspondiente mascada de la india cruzada sobre el pecho. Esta criadita traía copas, vasos de agua, y un frasco de oloroso barro, todo lo cual depositó en la mesa, y aguardó con los ojos bajos las órdenes del ministro del Señor.
Cura: Oye, Paulita, (dijo mirando a la criada) deja eso allí y vete a decir a doña Lucecita y a doña Teresita, que vengan, que voy a presentarles al señor diputado que ha venido por acá...
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