Ensayo El Origen De La Familia La Propiedad Privada Y El Estado

SOMALIA AFRICA
Promesas de cara a la galería, apenas traducidas en hechos. Cumplida ya una semana de la declaración de hambruna por parte de Naciones Unidas, en Somalia la respuesta internacional ante la crisis humanitaria apenas llega con cuentagotas. Ayer, un día más tarde de lo previsto, el Programa Mundial de Alimentos inició un puente aéreo destinado a transportar, cada día, cerca de 10toneladas de alimentos entre la capital de Kenia, Nairobi, y la de Somalia, Mogadiscio. ¿Los motivos del retraso? La falta de autorización por parte de las autoridades kenianas sobre la carga: una pasta de cacahuete de origen francés con especial potencial nutritivo y que contaba con serios impedimentos para su importación.
Reales o no, lo cierto es que los obstáculos logísticos del gobierno deKenia tan solo evidencian la actual parsimonia de la comunidad internacional ante la crisis de Somalia. En el caso del Gobierno de Nairobi, la situación no es nueva. Tampoco ilógica. En los últimos meses, el país africano dedica sus esfuerzos a evitar un «efecto llamada» hacia al campo de refugiados de Dadaab, en la frontera con Somalia. Un centro donde se hacinan cerca de 400.000 refugiados, pese aque su capacidad es sólo de 90.000. Es la otra cara de la crisis somalí. La de una población keniana que no entiende por qué su gobierno debe acoger a más refugiados —1.300 cada día—, mientras se muestra incapaz de detener sus hemorragias internas —en la región de Turkana, al norte de Kenia, hace 18 meses que no llueve y el índice de malnutrición es del 37%; sin embargo, la hambruna no ha sidodeclarada por Naciones Unidas.
Promesas incumplidas
Pese a ello, las miserias y confusiones políticas de esta crisis humanitaria no son exclusiva de los países miembros del Cuerno de África. El pasado lunes, el ministro de Agricultura francés, Bruno Le Maire, anunció a bombo y platillo la celebración de una conferencia de donantes encaminada a recaudar los cerca de 1.600 millones de dólares queNaciones Unidas considera necesarios para paliar la crisis. Sin embargo, 48 horas después, el acontecimiento era sustituido ayer por una simple reunión de urgencia de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Nairobi.
Y mientras, la crisis no cesa. La semana pasada, Naciones Unidas calificó la situación de hambruna, alarma que se declara cuando al menos una de cada 10.000 personasmuere al día y la tasa de desnutrición está por encima del 30%. En Somalia esta estadística se eleva ya a seis muertos al día de cada 10.000, con una tasa de desnutrición del 50%. Además, la producción de alimentos no deja de disminuir como consecuencia de la sequía y en el norte del país —donde se encuentra la mayor parte de los refugiados— los precios de los productos de primera necesidad hanaumentado un 270%.
«El verdadero problema en Somalia no es tanto financiero, sino de generación de recursos. Sobre todo, de acceso a las comunidades locales», advertía el pasado fin de semana la comisaria europea de Cooperación Internacional y Ayuda Humanitaria, Kristalina Georgieva. En aquel momento, los 27,8 millones de euros —que se unirán a los 70 millones ya existentes— anunciados por Bruselasparecían escasos. Sin embargo, a día de hoy, las promesas apenas se traducen en hechos. La mayor apuesta es la del Banco Mundial, que se ha comprometido a donar cerca de 350 millones de euros a la región.
Para su presidente, Robert Zoellick, «el alivio inmediato y la recuperación son las prioridades, y es importante actuar rápido para reducir el sufrimiento de las personas. Pero también hay quetener en cuenta soluciones a largo plazo para la recuperación económica». Es simplemente una apuesta porque, de momento, la transferencia de estos fondos se encuentra aplazada «sine die».
Así que, ante esta ausencia de fondos y con una ayuda humanitaria que llega con cuentagotas, las primeras voces empiezan a exigir un cambio de rumbo en los mandos de la actual crisis. Algunas, como las de...