Ensayo final













Ensayo




Curso: Historia de la Arquitectura III

Profesora: Cristina Dreifuss

Sección: 623

Alumno (a): Claudia Gómez




Martes 28 de Abril del 2015



Con ejemplos concretos, explica cómo Adolf Loos influye en la modernidad actual.

Ornamento y Delito es sin duda una crítica a la cultura moderna. Loos nos revela una mirada revolucionaria acerca de un tema que ha sido objeto deun debate continuo y desigual a lo largo de los años por teóricos y académicos. Su elocuente y polémico ensayo describe la carencia del ornamento como indicador del hombre culto, de la evolución cultural y humana, y de ‘fuerza espiritual’. El uso de un lenguaje paradójico y sarcástico en su redacción causó gran revuelo y furor en aquella época (1900). Fue visto para muchos, como una ofensa a losdiversos estilos arquitectónicos ya establecidos. Sin embargo, para otros fue una gran revelación e inmediatamente se le consideró un referente del próximo movimiento moderno.
Para tratar de entender mejor la lógica de Loos, quizás habría que analizar e interpretar los paralelismos a menudo mencionados para referirse a distintos temas y aspectos de la sociedad moderna. De esa manera, podremosver si efectivamente sus ideas están vigentes en la modernidad actual.

En un primer apartado, hace una comparación entre el papúa y el hombre moderno; definiendo al primero como un hombre primitivo, poco evolucionado que despedaza, que se tatúa el rostro, cuerpo e instrumentos como parte de su cultura o identidad. Pero, ¿qué pasa si vemos al hombre moderno tatuado y pintarrajeando las calles?Entonces lo tildamos de ‘delincuente’ o ‘degenerado’. Con esta analogía, creo que lo que Loos intenta decir es que las cosas de alguna u otra manera se vuelven el espejo de una civilización. Por tanto, no tendría lógica ver a un hombre moderno actuar como uno de la tribu de Papúa. A este se le consideraría un ‘rezagado’ puesto a que vive imitando otro tiempo y sin darse cuenta, retrasa la evolución.Tampoco se refiere al ornamento como un delito en sí mismo. Al contrario, es el hombre el delito porque no usa su capacidad de innovar para crear sus propios ornamentos. No tiene ningún sentido llenar nuestro entorno de adornos si estos no tienen conexión alguna con nosotros o si no son una expresión de nuestra cultura. Como sucede en el Art Nouveau; o en el modernismo catalán de Gaudí. Si bienel producto final es realmente sorprendente; al fin y al cabo, son sólo añadidos que se convierten en algo banal e inútil y terminan opacando su verdadera esencia y funcionalidad. Esto lo podemos ver también en nuestros días; en ese afán de arropar o vestir las fachadas de los edificios con petulantes estructuras metálicas, juegos de luces, collages, texturas y todo tipo de cursilerías que uno sepodría imaginar. Como sucede con el edificio Peter B. Lewis de Frank Gehry, ‘La Pedrera’ de Gaudí o el estadio de Beijing de Herzog y Meuron. Y es que queda claro que no nos basta con un espacio articulado y bien pensado; queremos más. Pero a veces “menos es más”, como decía Mies Van der Rohe. El razonamiento de Loos va más con este pensamiento minimalista. Lo vemos en el proyecto de la CasaFransworth de Rohe o en el Templo de Agua de Tadao Ando, en el que este construye una iglesia sobre el agua para mostrar la relación de la arquitectura con la naturaleza. Por otro lado, este concepto también es aplicado en nuestros días. Un claro ejemplo de ello es el ‘loft’ que se ha convertido en una tendencia a nivel mundial y consiste en un gran espacio abierto, libre de muros o divisiones, demúltiples usos, grandes ventanas y mucha luz.

Peter Behrens decía: "En manos de la industria reside la posibilidad de crear una cultura por medio de la fusión de arte y tecnología". Ahora bien, yo quisiera cambiar la palabra industria por ‘estado’; creo que encajaría perfectamente. Con esto vamos a un segundo argumento del por qué el ornamento retrasa la evolución cultural. La respuesta de Loos...