Ensayo: Las Sirenas de Santa Rosa

Seudónimo: Mar y cielo Categoría: B

Las Sirenas de Santa Rosa
Camino por el viejo malecón mientras la brisa fresca golpea mi rostro, doy vuelta y puedo ver en todo su esplendor a mi bella Santa Rosa. Sus calles costeras, su parque lleno de hermosas flores, los niños jugando, las madres en la puerta de sus casas observándolos, la bodega de don Pedro en la esquina de la Av. Ramón Castilla.Empiezo a recordar las veces en las que mi padre me llevaba a pescar y me mostraba su colección de caballitos de totora, era realmente impresionante. El siempre fue mi modelo, me enseñaba todo lo que tenía que saber, desde cómo montar una balsa hasta cómo lograr vender todo ese pescado fresco que todas las mañanas recogía, si, lo recuerdo con mucha nostalgia. Mi madre siempre fue lo opuesto aél, callada, tímida, silenciosa pero muy segura y amorosa, ella siempre me contaba la historia de las sirenas que cantaban en las playas todas las noches, aun puedo escuchar el hermoso verso que entonaba aquella mujer dulce como lo era ella. Hasta que un día cayó enferma y eso la obligó a estar postrada en cama hasta el día de hoy. Recuerdo que esa noche mi padre nunca llegó a casa, nunca supe nadamas de él, empecé a preguntar a los vecinos, a don Pedro, el de la tienda de la esquina, pero nadie sabía darme una respuesta y bueno, lo asumí: era yo, con una madre enferma y un padre desaparecido.
Regresé a casa y fui a ver a mi madre, había mejorado y eso me alegró mucho, me fui al patio donde mi padre guardaba los caballitos de totora; añoraba ese lugar, prendí la pequeña luz que iluminabael espacio y ahí estaban, bellos y esculturales caballitos de totora perfectamente hechos. Tuve una sensación extraña y un minuto después ya estaba en camino hacia el mar con mi caballito de totora, el preferido de mi padre. Al llegar observé a los pescadores llegando de su jornada de trabajo, me acerqué y pude apreciar todo el pescado fresco que cargaban, ¡se veía muy delicioso!. Entré al mar yempecé a remar. Llegué a una


parte alejada y sentí algo que rozaba mis piernas en el agua, me asusté un poco pero empecé a escuchar suaves y melodiosas voces que entonaban el verso que mi madre me había cantado, me acerqué al agua y vi a esas fantásticas criaturas que nadaban, eran sirenas, muy hermosas, con una voz maravillosa. Entonaron el verso completo y se reunieron a mi alrededor.–“¿Quién eres?”- me preguntaron –“Soy Juan, un niño del barrio de Santa Rosa”- les respondí. Ellas se miraron entre sí y se sorprendieron porque era la primera vez que veían a un ser de carne y hueso. –“Toma”-exclamaron,- “Es una perla mágica. Puedes hacerle dos preguntas y ella te las responderá, al final podrás pedir un deseo” –. Me quedé muy asombrado, me despedí de las sirenas y regresé a tierra con laperla en mi bolsillo.
Al llegar a casa pude notar que la perla comenzaba a brillar y a cambiar de color, así que formulé mi primera pregunta: - “¿Mi madre se recuperará?”- y la perla asintió y dejo de brillar. Me sentí muy feliz y supuse que tenía que esperar hasta que la perla volviera a brillar para formular mi segunda pregunta. Pasaron días y días pero la perla parecía no funcionar. Mi madreempeoró y eso me preocupó mucho así que fui a ver a las sirenas nuevamente. Al llegar a donde estaban las sirenas les pregunté porque las perlas no funcionaban y ellas me explicaron que había que realizar un “sacrificio” para que la respuesta a mi pregunta se cumpliera. Les pregunté cual era el “sacrificio” que tenía que realizar y ellas me respondieron:-“Eso lo averiguaras por ti mismo”- ydesaparecieron.
Al regresar a mi casa encontré a Pepe Quiñones, mi amigo del barrio, en la puerta esperándome con una sonrisa en el rostro. Me dijo que iba a organizar una fiesta por su cumpleaños el jueves y que estaba invitado. Dijo que todos los del barrio irían, incluso las hermanas Suarez, y que no podía faltar, así que le di mi palabra y



prometí que estaría ahí. Llegó el día de...