Ensayo "Las Tumbas Y Yo"
Páginas: 2 (437 palabras)
Publicado: 7 de febrero de 2013
“Las tumbas y yo.” Rafael Loret de Mola.
I
Yo
He sido testigo de la muerte tantas veces que hace tiempo no me preocupa la mía. La frialdad con que observo los dramas cotidianos endurece el alma y,al mismo tiempo, permite matizar las amenazas. Como esta mañana.
Por costumbre, luego de levantarme, abro mi correo electrónico. Se habla tanto de la dinámica social y, sin embargo, lo que estimoacelerados son los estímulos para quedarse en casa. Además el ocio va ganándole la partida al trabajo. Por ahí leí, en una de mis tantas depresiones vespertinas, que quienes no retornan a sus deberespor la tarde son más efectivos durante las labores matutinas. Una grata justificación para el permanente reposo de la conciencia.
Soy periodista. Y como tal, escucho los noticieros radiofónicos desdelas siete en punto del amanecer, cuando todavía no hay sombras alargando la figura de los transeúntes que pasan por mi ventana correteando al ánimo, como si quisieran huir de ellos mismos.Simultáneamente, la televisión no cesa de intercambiar mensajes publicitarios con el repaso de los hechos del día, incluidos los titulares de los cotidianos ya en circulación. Vulnerado hasta el aire por las ondaselectromagnéticas, ni siquiera hay espacio para meter la cabeza en la tierra, como dicen que hacen los avestruces cuando tienen necesidad de aislarse.
Luego de cuatro décadas de brega –mi primeranota, una crónica taurina, la redacté a los catorce, a larga distancia, refiriendo el sol radiante que caía a plomo sobre el pequeño coso de Ciudad Guzmán, Jalisco, cuando en realidad llovía acántaros-, no tengo tiempo para el asombro y me molesta sorprenderme porque así reconozco que carecía de información suficiente sobre la noticia divulgada. La lucha más devastadora del informador nato esconsigo mismo. Y no cesa ni en los periodos estivales, cuando alrededor los demás disfrutan mientras se pierden… en algún periódico recién impreso.
Siempre digo que tengo dos balcones. Uno, mira hacia...
I
Yo
He sido testigo de la muerte tantas veces que hace tiempo no me preocupa la mía. La frialdad con que observo los dramas cotidianos endurece el alma y,al mismo tiempo, permite matizar las amenazas. Como esta mañana.
Por costumbre, luego de levantarme, abro mi correo electrónico. Se habla tanto de la dinámica social y, sin embargo, lo que estimoacelerados son los estímulos para quedarse en casa. Además el ocio va ganándole la partida al trabajo. Por ahí leí, en una de mis tantas depresiones vespertinas, que quienes no retornan a sus deberespor la tarde son más efectivos durante las labores matutinas. Una grata justificación para el permanente reposo de la conciencia.
Soy periodista. Y como tal, escucho los noticieros radiofónicos desdelas siete en punto del amanecer, cuando todavía no hay sombras alargando la figura de los transeúntes que pasan por mi ventana correteando al ánimo, como si quisieran huir de ellos mismos.Simultáneamente, la televisión no cesa de intercambiar mensajes publicitarios con el repaso de los hechos del día, incluidos los titulares de los cotidianos ya en circulación. Vulnerado hasta el aire por las ondaselectromagnéticas, ni siquiera hay espacio para meter la cabeza en la tierra, como dicen que hacen los avestruces cuando tienen necesidad de aislarse.
Luego de cuatro décadas de brega –mi primeranota, una crónica taurina, la redacté a los catorce, a larga distancia, refiriendo el sol radiante que caía a plomo sobre el pequeño coso de Ciudad Guzmán, Jalisco, cuando en realidad llovía acántaros-, no tengo tiempo para el asombro y me molesta sorprenderme porque así reconozco que carecía de información suficiente sobre la noticia divulgada. La lucha más devastadora del informador nato esconsigo mismo. Y no cesa ni en los periodos estivales, cuando alrededor los demás disfrutan mientras se pierden… en algún periódico recién impreso.
Siempre digo que tengo dos balcones. Uno, mira hacia...
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