Ensayo Los Viudos De Margaret Sullavan

Ensayo Argumentativo
Los viudos de Margaret Sullavan.
1.- Reescritura:
El uno de los pocos nombre reales que aparecen en mis primeros cuentos es el de Margaret Sullavan, y esto sucede por una razón sencilla. Es inevitable que en la adolescencia alguien se enamore de una actriz. Una actriz de cine normalmente no es una mujer es tan solo una imagen de mujer, al fin de cuentas solo es captablepor la vista y el oído, capaz de competir con las mujeres reales de carne y hueso la cuales son captables de la misma forma por ambos sentidos, con la única diferencia de que pueden ser disfrutadas por el gusto, el olfato y el tacto.
La primera actriz que por primera vez no sale de nuestras cabezas e invade nuestro insomnio, significa nuestro primer borrador de amor, un borrador en el cual despuésde un tiempo se lo pasa a limpio con una mujer o muchacha que seguramente no tendrá ningún parecido a la imagen de la actriz pero que gracias a sus manos que pueden tocar y transmitir emociones, sus labios que puede besar sin ningún trámite, de sus ojos que no solo sirvan para ser mirados, sino también para mirarnos. Sin embargo el amor de celuloide es importante, ya que significa un pequeñopreestreno frente a aquel rostro, a aquella sonrisa, a aquella mirada que prueba sus fuerzas. Después de todo no se corre mayor riesgo debido a que la imagen real está en Hollywood, uno se deja soñar sumiso y verídico, aunque la base de dicho amor sea un amor ficticio. Eso era lo que había llegado a ser Margaret Sullavan. Esta más que claro que cuando escribí los cuentos ya no era un adolescente,aunque todavía presentaban en los cines montevideanos una que otra película de su última época, que por cierto no me perdía ninguna, yo ya había pasado más de una vez a limpio mi borrador de amor y en efecto de esto podría verlo con distancia y neutralidad pero con una cálida melancolía, como se suele mirar a través del tiempo opaco, la mujer que alguna vez en la vida nos inició el viaje amoroso.
Enenero de 1960 estaba con mi mujer en Nueva York, y nos encontramos con unos amigos uruguayos y decidimos cenar temprano y después ir a un teatro del Village donde presentaban Our Town de Thorton Wilder, en la notable versión de José Quintero. La pieza ya había estado varios meses en cartel, pero no era sencillo obtener las entradas en las horas previas a cada función; de modo que mientras losdemás se ubicaban en un restorán italiano de ruidosa clientela, yo me fui hasta el teatro a ver si conseguía localidades para seis.
De entrada me asombro que el boletero no tuviera aspecto de tal, aunque si me pidieran una definición, no sabría describir el aspecto de un boletero. Este muchacho era un joven delgado; tenía unos lentes de armazón oscura y cristales de miope. El vestíbulo del teatroestaba vacío, lo cual me dio esperanzas. Pero la razón de que no hubiera nadie era que no había localidades. Cuando me acerque y pregunte si había la oportunidad de conseguir entradas aunque fueran solo seis, el joven levantó la vista y me miró seco desprecio: “¿A esta hora seis localidades? ¿En qué mundo vive?” El muchacho tenía razón. Yo aún no estaba seguro de en qué mundo vivía. A pesar detodo no me fui de inmediato me quede observando las fotografías del elenco, tal vez con la única esperanza de que alguien viniera a devolver seis entradas.
Entonces sonó el teléfono y el muchacho hizo otro gesto de incomodidad, ya que debía interrumpir su lectura otra vez. De pronto su rostro se transformó. Se quitó sus lentes con un gesto rabioso, y dijo casi lloriqueando: “¡No! ¡No! ¡No puedeser!” Después colgó con un gesto brusco y desprendido, y hundió la vencida cabeza entro los dedos flacos y temblorosos. Yo era el único que podía ver lo que sucedía. Después de que él me había tratado con un aspecto grosero, pensé que tal vez le podía ocurrir algo malo y me le acerque, le toque un brazo solo para que supiera que estaba ahí. Le pregunte si lo podía ayudar, entonces levantó la cabeza,...