Ensayo nieves

YO APRENDO PERO ELLOS… ¿ME ENSEÑAN?

Qué difícil es hablar de un desempeño docente propio, muchos extrañamos ir a observar, deshacer maestros en apuntes para después mostrarlos en nuestra escuela tratando de dar por sentado que con la crítica se esfuma nuestro inminente desconocimiento acerca de la practica escolar.
Afortunadamente (o desafortunadamente) habemos otros que gustamos deenfrentarnos día con día al que muchos consideran un monstruo de 40 cabezas, el grupo de 2 “b”, una criatura/enemigo épico que parece salido de una comedia griega, de una novela de Stephen King o una célebre cinta de los hermanos Almada.
El miedo es una enfermedad que se transmite, contamina el corazón, los sentidos.
Platón nunca estuvo equivocado y dicha aseveración no se antepone a la pedagogía, quizáun miedo justificado si estamos conscientes de que la vida de decenas de estudiantes comienzan a tejer la dramáticamente trama de su vida con nuestra ayuda.
Empezando este año escolar resolví varios lineamientos propios a seguir, uno de ellos era ese precisamente, sacudirme los temores internos, desvanecer la barrera entre el practicante y el maestro, simplemente abofetear la nula experienciapedagógica con las ganas y el empuje que parte desde la boca del estómago, tratar de poder hacerlo, alcanzar el máximo logro, realmente enseñar algo.
Ex profeso a lo semanalmente ocasional, tomé el traje del armario y partí.
Debo decir que había tenido ya buenos referentes de la escuela que marcaría mi triunfo o deceso en este último año escolar:
“Casi privada” “De las mejorcitas en la capital”“¿La Roberto? Así t van a traer...” “Mejor gradúate de ingeniero agrónomo.”
En fin, todo un desfile de comentarios, todos opinaban, la realidad me mostró algo muy diferente.
La organización es excelente, loa maestros muy capaces, ¿la infraestructura, los materiales? Ideales.
¿Los chicos en lo que respecta al Inglés? Poco menos que un desastre.
Difícil de explicar pero así es, claro, hayexcepciones, esos chicos que nos sacan de apuros o amenizan la clase cuando esta se encuentra en coma. Pero en fin, planee mis clases, me arrodillé ante una figura de porcelana y comencé a tratar de enseñar.
Encuentro deficiencias y aciertos reflexionando estoicamente acerca de mi práctica escolar, me centraré básicamente en mis errores, pues lo que yo considero bueno, simplemente acarrea falsosrubores e insalubres adulaciones autómatas.
Tengo una práctica recurrente que no debería ser tan usual, y que sé, me va a ser terriblemente difícil modificar: mi personalidad dentro y fuera del aula.
Constantemente estoy hablando, en ocasiones tal vez más de lo debido
// A veces no sé si estoy enseñando o escenificando un payaso en el parque fundidora.
Indebidamente y sin quererlo, anulo enocasiones que el chico llegue al conocimiento por su propio medio, un mal añejado en mi propia experiencia, pues mi personalidad me evoca seguir hablando, bromeando y abuso en el tiempo de hablar por parte del docente (Teacher Talk Time). Es obvio que vamos a recordar esa hipótesis donde se maneja que el tiempo que un chico atiende al maestro es la edad biológica con la que cuenta, tomándola encuenta entonces, podemos puntualizar que el discurso por mi parte es largo y es necesario modificarlo, reducirlo.
Uno de mis fallos, es indudablemente también mi limitada capacidad para almacenar los nombres de todos los estudiantes, esto provocó varios desaguisados, algunos sucesos graciosos que rayaron en lo penosos.
“¿María? ¿No vino María? ¿Alguien tiene razón de esta niña?”
(Risas de fondo,estilo chavo del ocho)
No teacher, yo soy José María y no soy niña.
¿Alguien tendrá un perro lo suficientemente grande para que me coma y nadie se acuerde de mí? Qué pena…
Pues a pesar de que Chema me hizo el comentario de una manera cordial, espontanea, divertida, no pude evitar sentirme pésimo por esta confusión, evidentemente desencadenada por mi falta en este rubro, desconocer los nombres...