Ensayo Objetividad Cientifica

OBJETIVIDAD CIENTÍFICA* K. C. Cole
En su edición del 14 de julio de 1984 el New York Times anunció que los físicos habían encontrado finalmente el sexto cuarc, último miembro de esa misteriosa familia de partículas elementales que revolotean en el núcleo atómico. Casualmente, un amigo físico de California estaba de visita ese día (un joven “genio”, becario MacArthur, a quien debemos eldescubrimiento de la naturaleza del “pegamento” que mantiene unidos a los cuarcs). No se veía muy impresionado por el anuncio y hasta parecía tomárselo con cierto humor. Me explicó que la máquina que había “encontrado” el cuarc llevaba más de seis meses apagada y que los datos obtenidos habían sido analizados hacía ya tres meses. Los resultados, pues, ya se conocían. “Lo que el anuncio significa –dijo–es que finalmente se pusieron de acuerdo sobre lo que vieron”. Esta historia tiene mucho que decir acerca de la naturaleza del conocimiento científico. Éste no es, como a menudo se piensa, un conjunto de hechos objetivos y observaciones imparciales que brotan en ámbitos herméticamente cerrados y que no pueden ser ensuciados por manos humanas. “En un análisis más aproximado –escribe el historiadorde la ciencia Paul Feyerabend– hallamos incluso que la ciencia no conoce ‘hechos desnudos’, sino que todos los hechos que se integran a nuestro conocimiento ya vienen vestidos de una cierta forma”. Los hechos se presentan ataviados del color del contexto. La ciencia, más que una afirmación acerca de la verdad, es una discusión continua. Dicho de otro modo, el método científico no es tan“científico” después de todo. ¿Herejía? De ninguna manera. Quizá la mayor parte de los científicos estarían de acuerdo con el físico Robert March, de la Universidad de Wisconsin, en que las reglas de objetividad sólo se aplican a la manera en que los hechos y las ideas se someten a prueba. El descubrimiento es algo muy diferente. “Una y otra vez –escribe March– se ha repetido un notable patrón dedescubrimiento: una afortunada suposición, basada en argumentos tambaleantes y absurdas consideraciones ad hoc, deriva en una fórmula que resulta ser correcta aunque de entrada nadie pueda darse cuenta por qué debe ser así”. Ideas tales como la relatividad de Einstein, el átomo de Bohr y el sistema heliocéntrico de Copérnico fueron en contra de la mayoría de los hechos aceptados del momento, para nomencionar el sentido común. Feyerabend escribió que “el copernicanismo y otros ingredientes esenciales de la ciencia moderna sobrevivieron sólo porque en el pasado la razón fue a menudo relegada”. La verdad es que la ciencia no podría ser completamente objetiva, aunque se quisiera. Tomemos el caso de Galileo, quien dirigió por primera vez su telescopio hacia Júpiter el 7 de enero de 1610. Y he aquí queno ve otra cosa que “tres pequeñas estrellas”: ¡las lunas de Júpiter! (Seis días más tarde Galileo descubrió la cuarta “estrella”, completando así el descubrimiento de las cuatro lunas mayores de Júpiter, conocidas también como satélites galileanos). Los colegas de Galileo no lo felicitaron por su notable descubrimiento. Prefirieron pensar, más sensatamente, que se trataba de una ilusión óptica.Después de todo, las lentes de un telescopio distorsionan las imágenes (de igual manera que las lentes que componen el ojo humano). En la época de Galileo las lentes producían anillos de arcoiris en torno a cualquier cosa que se observara. ¿No era entonces más probable que las visiones de Galileo –cráteres en la luna, lunas en torno a Júpiter– fueran también distorsiones y no reflejo fiel de laverdad clara y objetiva? Comparemos a Galileo y su sencillo aparato con los astrónomos modernos que miran las estrellas a través de sistemas de radiotelescopios, controlados por computadoras, y veremos una gran cantidad de puntos en común. Pero éstos son meros detalles técnicos. El problema real consiste en que incluso los investigadores más objetivos tienen que enfocar antes de ver, lo que...