ensayo pais en joda
Abril de 1996. Agonizaba la eminente antropóloga Branka Susnik en la sombría habitación del sanatorio San Lucas. Con una mano sostenía la máscara de oxígeno, para llevar un poco de aire a sus torturados pulmones; con la otra, empuñaba un bolígrafo con el que escribía, con letra pequeña y nerviosa, en un cuaderno de tapa dura. Era su única manera de comunicarse, porque ya habíaperdido el habla. Era obvio que su pequeño cuerpo, apenas un esqueleto envuelto en una piel arrugada y lívida, ya no se sostendría mucho tiempo. El cáncer que se le había declarado en el esófago -años de fumar cigarrillo tras cigarrillo, sin solución de continuidad- la iba estrangulando cada vez con más fuerza. Sólo su cerebro seguía funcionando, con la misma torturada lucidez de siempre.
Loúnico que la mantenía en contacto con el mundo exterior era un pequeño receptor de radio, que escuchaba con interés. En ese momento, las noticias eran, en efecto, estremecedoras. No era para menos. El país estaba conmocionado por los rumores de un levantamiento militar, con epicentro en la Caballería. Se hablaba de negociaciones y de medidas de seguridad. Los políticos iban y venían, procurandoevitar que la sangre llegara al río. La doctora Susnik tomó el bolígrafo y garrapateó, nerviosa: "país en joda". Y arrojó el cuaderno a su asistente. Falleció pocos días después. No tuvo tiempo de enterarse de cómo había concluido el conflicto.
¿Qué podía hacer Branka Susnik en ese ambiente, ella, que había sido formada en un escenario donde el razonamiento sólo se detiene ante la prueba en contrarioo ante un razonamiento mejor elaborado? Tuvo que renunciar a su cátedra. La UNA se privó de una personalidad científica, que hoy hubiera podido enarbolar como una bandera, para afirmar su prestigio universalmente. En la misma época, la UC expulsaba a profesores porque vivían en concubinato, o se los suponía marxistas u homosexuales.
El lector sabe que la doctora Susnik era una eminencia que, poruno de esos inexplicables caprichos del azar, vino a caer al Paraguay como un aerolito sin rumbo. Pertenecía al selecto club que tuvo socios como Guido Boggiani, Juan Belaieff, Rafael Barrett, Josefina Plá, y Moisés Bertoni. Extranjeros que, según se sospecha, se dejaron seducir por la extraña atracción que el Paraguay ejerce sobre ciertos espíritus selectos. Bueno, es la única explicación quese me ocurre: un hechizo. La magia. El "payé" que emana de la tierra, como una fragancia diabólica. O tal vez la fascinación de lo salvaje, de lo primitivo, de lo elemental. Quizá se trata de la curiosidad de ver, en estado puro, el dominio de las fuerzas elementales del instinto sobre la débil costra de racionalidad, esa manera de pensar y de ver las cosas que comenzó a irradiarse en Atenas,cinco siglos antes de Cristo.
Las propias vivencias de la doctora Susnik ilustran duramente su manera de ver al Paraguay. Llegó al Paraguay hacia 1955, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando su patria -Eslovenia, entonces parte de la antigua Yugoslavia, nación independiente- quedó en manos del Partido Comunista. Su familia fue perseguida y dispersada. Aquí, después de haber vivido en otrossitios, fue contratada por la Fundación "Andrés Barbero". Desde entonces vivió allí, en una pequeña habitación, consagrada a la investigación antropológica. Sus numerosos libros-ediciones modestas, generalmente de muy bajo costo- documentan su trabajo.
Obtuvo una cátedra, creo que en la sección Historia de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional. Acostumbrada al sistema académicoeuropeo, cometió la imprudencia de exigir a sus alumnos que busquen el conocimiento en los libros y no en los módicos "dictados", a los que estaban acostumbrados. Fue un error. Su tenacidad levantó la inmediata resistencia de los alumnos, acostumbrados a las clases superficiales, a las lecturas en resúmenes, a la erudición de solapa. Consecuencia: fue echada de la Facultad conun supremo e...
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