Ensayo republica

ENCANTO Y DESENCANTO GRIEGO EN
LA OBRA BOLIVARIANA
Felipe-G. Hernández Muñoz
Universidad Complutense de Madrid

No es la primera vez que la influencia que los clásicos greco-latinos hayan podido tener en la obra de Simón Bolívar ha merecido la atención de los críticos. M. Briceño Perozo y, más recientemente, M. Nava C.[1] han aludido a él en trabajos valiosos, que, sin embargo, en miopinión, presentan ese pretendido influjo como algo constante y homogéneo a lo largo de su obra, a la vez que adolecen de un quizá excesivo idealismo[2] que omite mencionar algunos silencios significativos, ciertas impropiedades y tergiversaciones en el uso de los modelos clásicos y, lo que es más importante, cierto "desencanto" final por ellos. Permítaseme, pues, que, modestamente y desde el otrolado del Atlántico, intente aportar mi "grano de arena" en este aspecto tan interesante de la obra del Libertador. Tras una introducción sobre la formación clásica de Bolívar y sus fuentes literarias, sucesivamente nos ocuparemos en este trabajo de la influencia de los héroes homéricos, las menciones generales a Grecia y sus ciudades, los filósofos griegos, los personajes históricos (primero,atenienses y, después, espartanos y otros), para terminar con los mitológicos, incluidos los dioses, y una valoración de conjunto.
El contacto de Simón Bolívar con los clásicos greco-latinos estuvo presente desde los inicios de su formación académica. Es conocido que, durante un tiempo, estuvo interno en casa del ilustrado Simón Rodríguez, quien regentaba escuela de primeras letras en Caracas, y queentre sus maestros figuran nombres como los de Guillermo Peldrón (latinidad) y, sobre todo, Andrés Bello (historia y geografía). Asimismo, que en 1799 viaja a Madrid donde estudia bajo la dirección de sus tíos y del Marqués de Ustáriz. No es descabellado pensar que también aquí frecuentaría a los clásicos, sobre todo teniendo en cuenta que por estos años florecía en esta ciudad la "AcademiaGreco-Latina Matritense".[3] Otro tanto cabría decir de su estancia en París, tras su paso por Madrid y Cádiz, en donde trató a Alejandro Humboldt.
El gusto por los clásicos griegos es algo reconocido por el propio Bolívar, como él mismo afirma en su polémica con Mollien: "pero puede ser que Mr. de Mollien no haya estudiado como yo (...) a todos los clásicos de la antigüedad" (Carta fechada enArequipa, 20 de Mayo de 1825), y continúa, un tanto socráticamente, "aunque, por otra parte, yo no sé nada, no he dejado, sin embargo, de ser educado como un niño de distinción puede ser en América bajo el poder español".
La costumbre de leer a los clásicos no la abandonó Bolívar ni siquiera en campaña, como nos recuerda el cronista L. Perú de Lacroix en el Diario de Bucaramanga: "Parte del día lopasó el Libertador leyendo La Odisea, de Homero". No es extaño, por tanto, que el poso homérico se trasluzca continuamente cuando el Libertador ejerce como crítico literario, especialmente en la que hace de A la victoria de Junín, de J. J. de Olmedo (Carta fechada en Cuzco, 27 de Junio de 1825): "Si yo no fuese tan bueno y Vd. no fuese tan poeta, me avanzaría a creer que Vd. había querido haceruna parodia de la Ilíada con los héroes de nuestra pobre farsa". Hay que recordar que en el poema de Olmedo Bolívar es el Aquiles que pone en manos de Sucre-Patroclo la victoria. Aunque toda la crítica de Bolívar está llena de reminiscencias homéricas (Aquiles, Patroclo, Mentor, Helicón, etc.), el propio Bolívar es consciente de la distancia existente entre las gestas homéricas y las suyas propias,y, más aún, entre Homero y Olmedo, porque unas son literatura, mientras que las otras están aconteciendo en la relidad: "Es inútil pintar tempestades en medio de la calma; por más que Homero revienta su pecho cantando los furores de Aquiles, todo lector se queda tan pacífico como antes" (Carta al Vicepresidente de Colombia, Huamachuco, 6 de Mayo de 1824).
Aunque haya la tentación, confesada...