Ensayo sobre "el rio invisible"
Como dijo alguna vez el físico alemán Georg C. Lichtenberg: “Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos”. ¿No escierto que a medida que nos damos cuenta de la ligereza de la vida, esta parece escabullírsenos de las manos? Notamos que la vida es, simplemente, un soplo de aire. Débil, frágil. Al darnos cuentade este delicado hecho contamos años, días, horas, minutos y segundos. Lo tenemos todo cuantificado, todo es cuantificable, y esto mismo lo hace parecer menos vasto o eterno. Es eso lo que quisoexplicar Rafael Barrett en su ensayo “El Río Invisible”.
Además, para profundizar, ¿no nos parece un lugar más grande solo por el hecho de que no conocemos los límites de este?, ¿no nos sentimos másseguros, cómodos, tranquilos, si podemos ver las dimensiones del lugar donde nos encontremos, por más grandes que sean? Es así, la inconciencia a lo, valga la redundancia, desconocido es la que nosmantiene en nuestro lugar; y es solo el valor de buscar más allá, el que nos hará desenredar los misterios y, finalmente, conocer lo previamente desconocido.
Barrett, entonces, compara la inmensidad delUniverso en el momento en el que somos pequeños con la visión del mismo que se tiene ya más adulto. Esto se vuelve entendible cuando el ensayista lo ilustra con, por ejemplo, un niño capaz deinventar mundos nuevos en cuartos vacíos y piezas atiborradas de muebles; cuando este niño ve una casa como un lugar con innumerables “pequeños lugares”, pequeños planetas, donde puede jugar; donde puedecrear. Este niño, indudablemente, percibe que “lo infinito empieza en la calle”. Sin embargo, al crecer, los espacios parecen achicarse. Pareciera que mientras más se crece, mientras más se sabe o seconoce, el Espacio se empequeñece, como si fuera este el que alimentara tus conocimientos. El paso que se da para bajar de tu cama cada mañana ya no parece el enorme salto que solía. Una ciudad tiene...
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