Ensayo
Hace pocos días iba yo calle adelante, caminando de prisa hacia no sé dónde y, como suelo
a veces, sumido en profunda cavilación.
Ahora bien, ignoro qué cara pondrán ustedes cuando están embargados por hondas
reflexiones, pero a mí me dicen que mi rostro, en tales casos, se frunce en una expresión de
increíble ferocidad. Me cuesta trabajo creerlo, pues son proverbiales mihumor risueño, mi
despreocupación y buena pasta; pero algún motivo tendrían mis hijos, de pequeños, para
huir gritando de la mesa, cuando yo recordaba algún punto espinoso de mis escritos, que
requería concentrada meditación.
Aquella vez, cuando marchaba tan abstraído, un extraño a quien sus asuntos llevaban en
dirección opuesta me dijo al cruzarnos: «¡Sonría usted!»
Me paré en seco, sonreíy dije: «¿Por qué?»
Y él, sonriéndose también, contestó: «Porque por mucho que le ocurra a usted es imposible
que sea para tanto.»
Nos separamos y yo hice cuanto pude para seguir meditando sin dejar de sonreír; pero
sospecho que, poco a poco, la sonrisa se desvanecería y volvería el aspecto feroz...
Por curiosidad tomé buena nota de lo que estaba pensando entonces, para que, a ser posible,me sirviese de tema de un ensayo científico.
Resultó que estaba pensando en un nuevo programa de televisión, titulado «Mundo de
gigantes», según el cual un grupo de seres humanos queda atrapado en un mundo
exactamente igual a la tierra, salvo que todo es de gigantescas proporciones. Para precisar,
según los presentadores del programa, en el mundo de los gigantes era todo doce veces
mayor quelos objetos terrestres análogos.
Eso era llevar al extremo un tipo muy conocido de argumentos de la que podríamos llamar
«ficción científica infantil». Con esta denominación designo la clase de ficción científica,
producida por hombres que indudablemente serán cariñosos con sus madres y estimables
miembros de la sociedad, pero que, en cuanto a sus nociones científicas, parecen
balbuceantesbebés.
En lo remotos, malos tiempos, de la ficción científica por entregas había innumerables
historias, por ejemplo, de insectos y gigantes. Se razonaba que, puesto que una pulga puede
saltar muchas veces su propia longitud y arrastrar muchas veces su propio peso, una pulga
de tamaño humano podría saltar media milla, con dos toneladas de carga a la espalda. Y
naturalmente sería mucho máspeligrosa que un tiranosaurio. Innecesario es advertir que
eso es pura bazofia, y que tales disparates han desaparecido en absoluto de la novela
científica actual.
Pero el cine y la televisión, con notables y honrosas excepciones como «Star Trek», siguen
aún en la fase infantil, en lo que se refiere a la novela científica. Su modo de producir
sensación es presentarnos monos gigantes, arañas,lagartos, cangrejos gigantes, gigantescas
mujeres y amebas; todo gigantesco.
Pero nada de eso sería posible, ni por un instante, en virtud de la llamada ley cuadradocúbica, expuesta por primera vez por Galileo hace tres centurias y media.
Para explicar del modo más sencillo lo que significa esa ley, partiremos de un cubo de n
pulgadas * de arista.
El volumen de ese cubo es n X n X n; o sea, n3. Esoquiere decir que un cubo de 1 pulgada
de arista tiene un volumen de una pulgada cúbica; uno de 2 pulgadas de arista tiene 8
pulgadas cúbicas de volumen, y uno de 3 pulgadas de arista, 27 pulgadas cúbicas de
volumen.
Dicho de otro modo, el cubo de 3 pulgadas de arista podemos dividirlo con una sierra en 27
cubitos de 1 pulgada de arista. Intentadlo y os convenceréis.
Pero ¿qué pasa con lasuperficie de un cubo? Dicha superficie consta de seis cuadrados; por
eso los dados tienen las caras numeradas desde • a ::: . Si la arista del cubo mide n
pulgadas, cada cara tiene n X n, o sea, n2 de área; y entre las seis tendrán un área de 6n2.
Eso significa que un cubo de 1 pulgada de arista tiene 6 pulgadas cuadradas de superficie;
uno de 2 pulgadas de arista tiene una superficie de 24...
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