ensayo
A pesar de la insistencia de la prensa, el ex ministro de Hacienda y el gobierno, no hay ninguna razón para que en teoría un cambio en el sistema tributario no pueda replicar el impacto distributivo de un esquema en que se paga por la universidad. En otras palabras, si lo que nos interesa como sociedad es que en promedio los sectores de mayores recursos paguen una fracción mayor del gasto eneducación, aquello puede ser cobrándoles directamente, como hoy, o a través de una mayor carga tributaria, como proponen los estudiantes
El argumento “sea cual sea la carga tributaria, siempre es preferible que el gasto se focalice en los sectores más vulnerables” es retórico pues desconoce que en cualquier esquema que contemple la existencia de universidades, una fracción de los recursos –seanpúblicos o privados- debe ir a educación superior, es decir, sea cual sea la carga tributaria no será posible destinar los recursos necesarios para la educación superior a otras necesidades. Si, por ejemplo, resolvemos que un 2% de nuestro PIB debe ir a educación superior, no importando si estos recursos se paguen privadamente o se recauden a través de impuestos, tales recursos no podrán serdestinados a otros ítems del gasto social.
El mercado y sus incentivos privados tienen muchas virtudes, no tanto en educación como en otras áreas, pero aunque sea difícil aventurar la magnitud del efecto, parece de una ingenuidad total pensar, como generalmente hacemos en el debate de política públicas, que la exposición a un esquema que acentúa los incentivos privados y la apropiación individual delconocimiento (que se compra) no vaya a alterar el tipo de profesional que se forma en nuestras universidades.
Derribado el mito por el que se suele descartar la educación gratuita, podemos discutir otras ventajas y desventajas -pienso más atendibles- de tener un sistema universitario con tales características.
Desde mi perspectiva la educación superior gratuita tiene dos problemas, uno práctico yotro sustancial. El primer asunto dice relación con la dificultad política de hacer un alza tributaria al nivel requerido. Seguramente Chile en los próximos años realizará importantes aumentos impositivos, acordes a su nivel de desarrollo, sin embargo parece difícil que aquellos sean de la magnitud que se requeriría para responder plenamente a las distintas necesidades sociales. A su vez, aúncuando los aumentos impositivos sean considerables, es conocido el “talento” de la clase alta para evadir impuestos. Así, por una u otra razón, uno podría argumentar que cobrarles a los más ricos a través del arancel es más seguro y fácil que cobrarles a través de impuestos.
El segundo problema, de fondo, es el carácter selectivo del sistema universitario. Para ilustrar el punto imaginemos unasituación hipotética: una sociedad con real igualdad de oportunidades y universidades gratuitas, donde por ende la selección universitaria captara a los jóvenes más talentosos del país. Aún en tal escenario la educación superior no sería un derecho, sino un privilegio para los jóvenes más capaces. De esta manera, incluso en el mejor de los casos, del cual estamos a años luz, la gratuidad favorecería aun sector privilegiado de la sociedad y no resolvería por sí misma el carácter excluyente del sistema universitario.
Por otra parte, considero que existen un conjunto de razones por las cuales hace sentido tener una educación universitaria gratuita o al menos avanzar hacia ella. En cuanto a la justeza de la medida, no parece moralmente adecuado, si nuestro foco es la igualdad de oportunidades,que los estudiantes salgan endeudados de la universidad dependiendo de si su familia pudo o no pagar el costo del arancel. Mantener aquello implica castigar a los estudiantes que dado su medio social realizaron un mayor esfuerzo para llegar a la universidad. La gratuidad o el arancel diferenciado permiten igualar la carga económica –en este caso la futura carga tributaria- con que saldrán los...
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