Ensayo
A finales del verano volvimos a irlanda. Durante nuestro primer año vivimos en Bisho'pstown, un barrio periférico del oeste de la ciudad de Cork. Procuré que la vida de Brenin se pareciera lomás posible a la que llevaba en Alabama, asi que salíamos a correr a diario, por lo general al parque Lee Valk-y y los campos colindantes o bien al parque Powdermiils, en Ballincollig. Los fines desemana visitábamos otros lugares: la playa de Inchy-(Jimt'y, los boíiqíKüi tle Cik'iijiíami, pasudo Miuhelíitcm'ü, on la carretera de iHiblín, el acantilado de Ballycotton y muchos más. Por aquella¿poca empecé a surfear, y un par de días a la semana, si el oleaje lo permitía, nos dirigíamos a la playa de Garrettstovvn, donde Brenin chapoteaba en el agua mientras yo intentaba mantenerme en ¡iiesobre la tabla. Puede que la cuarentena fuese dura, pero aquél era un sitio mucho mejor para él que Alabama; y, gracias a San Patricio, no teníamos que preocuparnos por las serpientes.
El hecho deque algo sea inevitable no lo convierte necesariamente en menos desagradable. Sabía que tendría que volver a cruzar el Atlántico; sabía que Brenin tendría que entrar en cuarentena; sabía que allí éltendría una vida mucho mejor, en un clima y una campiña mucho más adecuados. Pero sigo sin poder sacudirme del todo el horror que sentí aquel día de principios de diciembre en que lo llevé a...
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