ensayo
Él era Adán Buenosayres, un hombre que vivía la vida sin importarle nada ni nadie. Pero un día, ocurrió algo inesperado que cambió totalmente su vida y ahora se los voy a contar…
ACTO PRIMERO
SU CASA.
Se abre el telón lentamente…
Situada en la ciudad de Cacodelphia, una casa pequeña, pero cómoda, donde sólo habitaba Adán y sus cosas preciadas. En su cuartouna cama con varias almohadas y un cubrecama que llegaba al piso, una mesa de luz para poner sus cosas personales, con un espejo del mismo tamaño. Adán recostado en su cama, vencido por el cansancio comienza a soñar, se encuentra con un hombre que cree reconocer.
Adán: (Medianoche) -¡Hola! ¿Quién anda ahí? ¡Conteste!
Schultze: -Hola Adán amigo. ¿Te asusté? Soy Schultze.
Adán: -Si me asustaste,no te había reconocido por la oscuridad de la noche. Hace tiempo que no nos vemos… ¿Qué fin te trajo hasta aquí?
Schultze: -Vine, mi querido Adán, porque quiero que me acompañes a caminar por un lugar, que quizá te resulte familiar…
Adán: -Está bien, ¿Debo llevar algo? Confieso que me sorprendes con tu invitación.
Schultze: -No, sólo caminemos y conversemos sobre como es tu vida y qué hacescon ella. (Comienza la caminata)
Adán: -¿Qué tiene mi vida? ¿Por qué debo darte explicaciones?
Schultze: -Sólo quiero que veas y medites. (su mirada y su dedo índice señalaron alrededor) -¿Dónde estará la sucia bestia? (No había terminado la frase, cuando la bestia se dejó ver, era una gigantesca figura de mujer, desnuda, rosas de latón y laureles de trapo en sus crines, frente combada, ojos endesvarío y labios carnudos que se alargaban a los cuatro puntos cardinales; por mamas tenía dos cabezas de perro, un cangrejo le disimulaba el sexo y un alón de gallinácea nacía en cada glúteo.)
Adán: -¡Yo no sigo adelante! (atemorizado desvió su mirada de aquella bestia)
Schultze: -No se le achique a doña Lujuria, no haga ver que le tiene miedo.
Adán: -¡Yo no le tengo miedo a ese bodrio!
DoñaLujuria: -¡A ver muchachos! ¡A ver muchachos! (susurró con voz cautivante con meneo provocador, pasando por entremedio de ellos)
Schultze: -Sí, sí. (Contestó sin detenerse)
Doña Lujuria: -¡A ver muchachos! ¡A ver muchachos!
Schultze: -Camine, camine y no la mire. (Así la dejaron atrás)
Doña Lujuria: -¡Malditos franeleros! (gritaba y luego desapareció)
Adán: -¡Por fin estamos más tranquilosSchultze!
Schultze: -¿Usted cree mi amigo? Todavía falta recorrer calle…
Adán: -¡Qué rara se tornó la calle! ¿Qué estamos pisando?
Schultze: -¡Mil disculpas señora! No la habíamos visto.
Doña Gula: -¡Ay! (Gritó de dolor) -¿Qué hacen aquí? ¿Quiénes son ustedes? (La mujer de una obesidad repelente, cara de plenilunio, dos cachetes redondos en uno de los cuales renegreaba un lunar; nariz de perropuesta entre dos ojitos que se abrían a través de la grasa; su frente remataba un peinado ornamentado de mejillones y langostinos, pejerreyes y martinetas, chorizos y morcillas, espárragos y bananas. Una doble papada le unía el mentón y el arranque de un cuello inexistente; dos tetas vacunas caían en la región umbilical. Brazos macizos que terminaban en dos manitas regordetas y cortos dedos quelucían un anillo en cada falange).
Schultze: -No importa quiénes somos, ya nos vamos.
Doña Gula: -¡Intruso! (Lo habló, mientras le tendía la mano para que se la besara)
Schultze: -¡Nunca señora!
Doña Gula: -¡Una insolencia! ¡Agente! (Chilló la mujer) ¡Agarre a esos intrusos y échelos de aquí!
Arrojados por aquel agente, fueron a dar muy lejos de aquella horrorosa mujer.
Cierra el telón ytermina el primer acto.
ACTO SEGUNDO.
LA CALLE.
Ancha y un poco oscura, muy solitaria, como abandonada.
Se abre el telón.
Adán: -(Levantándose los dos en el suelo) ¡Qué fuerza tenía! ¡Estoy todo dolorido!
Schultze: -Yo también, pero hay que levantarse, hay que seguir viaje. Cacodelphia nos mostrará otras interesantes criaturas, ¡Vamos! (Perdidos entre aquella negrura, no tardaron en divisar...
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