ensayo
la riqueza contenida en este pensador de la época moderna. En efecto este trabajo versará sobre lo que el mismo Leibniz ha llamado «un pequeño discurso demetafísica»1, el cual desarrollaré sutilmente, retomando cada una de sus cinco partes, según lo han organizado algunos autores2, y haciendo un breve comentario con base en los análisis que se hicieron al respecto
durante el seminario y en el pensamiento de quienes a lo largo de estos últimos siglos han tratado de digerir esta visión filosóficoteológica del pensamiento de Leibniciano. Desde muy joven Leibnizha manifestado un gran interés por el conocimiento y nunca se separó de su propósito por mejorar, mediante el saber, la vida del hombre3. El discurso de Metafísica de Leibniz, que permaneció inedito hasta mediados del siglo XIX, ofrece, en palabras de Julián Marías, anotador y traductor de esta obra, «como un mapa del panorama espiritual de Europa en uno de sus momentos capitales» y constituye«el resumen mas denso y sistemático del pensamiento del siglo XVII». Sus páginas plantean los grandes problemas de la época: la actitud ante el pasado filosófico (desde Gracia hasta la escolástica), el método, el origen de las ideas, la comunicación de las sustancias, la interpretación del hombre como razón, la libertad, la Gracia, la persona, la moralidad, el mal, el infinito y Dios. Leibniz no dejade ser por ello un racionalista a ultranza. Desde el momento en que intenta dar razón completa de sus convicciones últimas recurriendo a la Razón absoluta que es Dios. Es un racioalista que deja lugar para aquello que no se puede contener en el infinito, como es el misterio del mal necesario o las percepciones inconscientes. Esto hace del pensamiento de Leibniz una cosa bastante interesantedesarrollan algunas conclusiones que se deducen del optimismo metafísico y moral. Leibniz se apoya en la perfección de Dios y de sus obras, tratando, al mismo tiempo, de salvar la libertad humana. Es decir, Leibniz armoniza aquí los dos aspectos de toda afección: por un lado su aspecto objetivo, o lo que es igual, la perfección del ser amado que mueve a aquélla, y, por otro, su lado subjetivo o dela voluntad del que ama. Coincide con la tradición aristotélica, con Descartes y Spinoza en hacer depender la piedad de la perfección divina; con Spinoza tiene en común el pensamiento de que el amor puro estriba en la unión con Dios, pero, a la vez, insiste en que la voluntad del que ama adopte una postura activa en todos los casos, amando con
4 Proslogion. Seguido del libro En favor del insensatoy de la Respuesta a Gaunilo por San Anselmo. Traducción del latín por Manuel Fuentes Benot. Prólogo de Antonio Rodríguez Huéscar. Buenos Aires, Aguilar, 1960. Biblioteca de Iniciación Filosófica.
absolutamente autónoma (sólo obedece al deber por el deber, pero no porque esté legislado). Finalmente, los parágrafos 6 y 7 son dedicados a los milagros entendidos en un orden general; pero...
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