ENSAYO





Nestor Alexis Martienez Hernandez.
Ensayo.
604
29/Mayo/2014

“TODOS SANTOS, DÍA DE MUERTOS”
El presente ensayo pretende hacer una reflexión acerca de la idiosincrasia que existe de parte de los mexicanos a través de sus costumbres y como estas influyen dentro de nuestras vidas para generar dentro de todos nosotros una identidad nacional. Para esto es necesario la consulta del granNobel, literario, poeta, filósofo, y ensayista Octavio Paz en una de sus más grandes obras “El laberinto de la soledad”.
“Todos santos, día de muertos”, excelente título para el capítulo que nos presente Octavio Paz dentro del “Laberinto de la soledad”; te preguntaras ¿Por qué este título? Muy fácil, todos absolutamente todos, o al menos yo me he sentido santo después de ir a misa, me hesentido mexicano un 15 y 16 de Septiembre, aunque los 363 días restantes ni siquiera me acuerde de los personajes involucrados en este movimiento, y esto lo cita Octavio Paz de una manera muy fuerte pero verdadera, él nos dice al principio de este capítulo que "el solitario mexicano ama las fiestas y las reuniones públicas. Todo es ocasión para reunirse. Cualquier pretexto es bueno para interrumpir lamarcha del tiempo y celebrar con festejos y ceremonias hombres y acontecimientos, en pocas palabras que nos gusta el “desmadre”. Sabemos que somos un pueblo ritual y también sabemos que el arte de la fiesta, envilecido en casi todas partes, se conserva intacto entre nosotros. En pocos lugares del mundo se puede vivir un espectáculo parecido al de las grandes fiestas religiosas de México, con suscolores violentos, agrios y puros y sus danzas, ceremonias, fuegos de artificio, trajes insólitos y la inagotable cascada de sorpresas de los frutos, dulces y objetos que se venden esos días en plazas y mercados; pero eso si no ha de haber dinero para solventar los gastos de la casa, pero si bien que hay para malgastar en tanta fiesta ya sea de orden religioso o nacional, ahí si nos gastamos hastalo que no tenemos, en cooperaciones o limosnas, en comida, en lujos innecesarios y no se diga en alcohol.
Como todos saben nuestro calendario está poblado de fiestas. Ciertos días, lo mismo en los lugarejos más apartados que en las grandes ciudades, el país entero reza, grita, come, se emborracha y mata en honor de la Virgen de Guadalupe o del General Zaragoza. Cada año, el 15 de septiembre a lasonce de la noche, en todas las plazas de México celebramos la Fiesta del Grito; y una multitud enardecida efectivamente grita por espacio de una hora, quizá para callar mejor el resto del año; Triste realidad no lo creen…?
Pero bueno no bastan las fiestas que ofrecen a todo el país la Iglesia y la República. La vida de cada ciudad y de cada pueblo está regida por un Santo, al que se festeja condevoción y regularidad. Los barrios y los gremios tienen también sus fiestas anuales, sus ceremonias y sus ferias. Y, en fin, cada uno de nosotros —ateos, católicos o indiferentes— poseemos nuestro Santo, al que cada año honramos. Son incalculables las fiestas que celebramos y los recursos y tiempo que gastamos en festejar.
Además de que nuestra pobreza puede medirse por el número y suntuosidadde las fiestas populares. Sin embargo los países ricos tienen pocas: no hay tiempo, ni humor. Y no son necesarias; las gentes tienen otras cosas que hacer y cuando se divierten lo hacen en grupos pequeños. Las masas modernas son aglomeraciones de solitarios. En las grandes ocasiones, en París o en Nueva York, cuando el público se congrega en plazas o estadios, es notable la ausencia del pueblo: seven parejas y grupos, nunca una comunidad viva en donde la persona humana se disuelve y rescata simultáneamente. Pero un pobre mexicano ¿cómo podría vivir sin esas dos o tres fiestas anuales que lo compensan de su estrechez y de su miseria? Las fiestas son nuestro único lujo; ellas sustituyen, acaso con ventaja, al teatro y a las vacaciones, al "week end" y al "cocktail party" de los sajones, a...