ensayo
El autor hace énfasis en lavirginidad que conlleva esta consagración, e incluye un ejemplo un poco burlesco al decir que el día de la muerte de la tía Chofi tambiénél despertó triste, pero esa tristeza desapareció conuna simple ida al cine y con el placer de hacer el amor. Placer tan simple y a la vez tan complejo, placer que como tantos en la vida, fueronsiempre ajenos a la tía Chofi.
Luego habla de sueterna soledad, de no tener realmente a alguien desde la muerte de su madre, a la que se había consagrado, término que el autor parece interpretar comouna torpe elección, una elección quefue signo de su sumisión de toda la vida, y una elección que se halló caduca en cuanto su madre, único motivo de su existencia, única razón para sentirse útil,falleció.
Se ve también esacompasión por parte del autor al desearle una vida celestial, con un Dios que se rinda a la vida de entrega que ella tuvo, uno que le otorgue un lugar digno. La compadece elautor también por nohaber sido capaz de disfrutar su vida, o de vivirla siquiera en vez de regalarla sumisamente al resto, de permitirles arrancársela todos los días. La compadece deseando para ella,que losángeles le sirvan en “la morada de los limpios”, que le paguen con creces esa vida tan aburrida, y tan vacía que tuvo.
A la tía en todo momento la pone como una mujer sola, y algo amargadacon susoledad, con ganas de morir, sin sentido a la vida, y sin valor para cambiarla. Sin valor siquiera para aceptar su miseria, para admitir que al final su elección de vida no fue suficiente.
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