Ensayo



¿Qué te puedo decir, si Tú conoces el tiempo y lo que acontece en él? Y mi amor se enciende cuando te cuento pues es tu amor el que me mueve a todo esto, y no puedo hacer otra cosa más que manifestarte mi amor y confesarte mis muchas miserias, pues Tú fuiste el primero en querer estas confesiones mías. Mucho hace ya que me consume el ardor por meditar tu ley y según ella confesarte miciencia y mi inexperiencia que han sido preámbulos de tu iluminación y reliquias de antiguas tinieblas mías.
Tú penetras en mi corazón y sabes que digo verdad, y es para Ti un sacrificio aceptable el servicio de mi lengua y de mi pensamiento. Tú eres la luz de los ciegos y la fortaleza de los débiles. Dame eso que amo porque Tú me concediste amarlo; no descuides tus propios dones ni Te olvides dela hierba sedienta, Señor mío, de donde procede este mi deseo. Los impíos me cuentas sus deleites, pero ninguno de ellos es comparable a la delicia de tu ley. Mi deseo viene de ahí.
Los cielos y la tierra, que con sus cambios y variaciones proclaman que fueron hechos por Ti que eres hermosura y por eso ellas son hermosas; eres Bueno, puesto que ellas lo son; existes, pues por eso existen.¿Pero cómo lo hiciste, de qué grandiosa máquina sacaste el cielo y la tierra? ¿Cómo fue esa palabra con la que creaste el mundo? ¿Fue acaso como aquella voz con que desde el fondo de una nube dijiste: Este es mi Hijo amado, escuchadlo? ¿Cómo podrían existir sin que Tú les dieras la existencia? ¡Qué te alaben, Señor, todas las cosas que creaste!
Esa palabra Tuya con que creaste a la tierra y alcielo se dio en el tiempo y a través del oído externo llegó al oído interior de la mente de los que oyeron cuando estaban con su atención dirigida hacia tu Eterno Verbo. Tú no haces las cosas sino diciéndolas, y sin embargo no son ni simultáneas en el ser ni eternamente duraderas las cosas que diciéndolas pones en la existencia.
Las maravillas de Tu creación nos llevan a la verdad, tu Sabiduríabrilla rompiendo mi nublado; pero éste supera de nuevo mi debilidad y me vuelve a cubrir con la mole de mis miserias. Tú redimirás mi vida de la corrupción y me darás la corona de la piedad y la misericordia saciando con tus bienes todos mis deseos. Por la esperanza fuimos salvos, y aguardamos en la paciencia el cumplimiento de tus promesas.
¡Cuan magníficas son tus obras, Señor! Todas ellasvienen de tu Sabiduría, que es el principio en Quien hiciste el cielo y la tierra!
¿Qué es lo que hacía Dios antes de crear el cielo y la tierra? Si estabas ocioso e inactivo ¿por qué no continuó así, sino que un buen día hizo algo que no había hecho antes? Y si se produjo en Dios un movimiento nuevo y una nueva voluntad de crear un mundo que antes no había creado, ¿cómo hablar de eternidadcuando hay de por medio semejante cambio? La Voluntad de Dios no es una creatura, sino algo anterior a toda creación y pertenece a la sustancia misma de Él. Dios tiene una eterna voluntad para crear las cosas del mundo.
Eres Sabiduría divina y luz de las inteligencias; no aciertan a ver cómo se hace lo que es Ti y por Ti se hace. En la eternidad nada pasa, todo es presente, mientras el tiempo esesencialmente fugitivo. Vería que lo pretérito es empujado hacia atrás por lo venidero; y que éste, a su vez, dimana de lo pretérito.
Cuando ignoro algo prefiero confesar que no lo sé antes de zaherir con una burla a quien hizo un pregunta difícil, ganándome la alabanza de una risa ligera por haber dado una respuesta falaz. A Ti si Te lo digo con toda osadía: antes de que hicieras el cielo yla tierra no hacías nada. Porque si algo hacías no se comprende cómo de esa actividad no se producía criatura alguna.
Tus años son un solo día; y este día tuyo no es "cada día", sino, simplemente HOY; un hoy que no tiene mañana y que no tuvo ayer. No hubo tiempo alguno en que algo no hicieras, porque Tú hiciste el tiempo; y ningún tiempo es coeterno contigo, pues Tú eres permanente, y el...