Ensayo

RELICARIO DEL FAKIR
Cual auténtico Fakir aparecía no más. De repente, de pronto. La antigua “conociencia” avalaba la sorpresiva salutación al amigo. Y por supuesto cuando tenía la real ganas deasomarse, aprovechando el pasar “por aquí cerquita”; la cercanía refiérase al “Edificio de La Concepción”, camino al Correo y encontrase con el dilecto núcleo de contertulios, al aire libre, en el ágoraciudadana de la Plaza Grande.
Lo del Fakirato fue o era una humorada, creada, impuesta, firmada y confirmada con todos los honores y rituales que lo ameritaban, por esa eminente constelaciónintelectual del grupo “Madrugada”; cariñoso apelativo que él mismo se encargaba, sin proponérselo, de brindarles valederos pretextos con su persona y privadísimo cruzar y enfrentar el duro paso existencial.Estaba según sus acaeceres, blindado a los ataques de vulgares achaques. Sus únicos quebrantamientos eran de concepción metafísica, más él poseía mágica e inagotable fuente de inspiración, creatividady manejo depurado del lenguaje lírico.
Apuradito a veces, sin mayor premura otras, llegaba, motivando reconfortante refrescar de nombres, lugares, la amena experiencia de sencilla y descomplicadaconversación; de sus paseos-recorridos por el Centro Histórico; citaba una especial ruta por la “Cuesta del Suspiro”, este empinado tramo de la calle Olmedo le atraía, la corta gradiente urbana degraciosa y romántica denominación tentábalo. Gustaba subirla, dominarla, someterla a la brevedad de los cortos pasos, pero el desquite de la predilecta cuesta no se hacía esperar, manifestándose en unvisible cansancio, alguna vez casi obligándonos sugerirle tomar otras calles más convenientes.
“No, no tiene importancia, recuerde la “del Vado”, la de “todos Santos” y otras, son más extensas. Un ciertodía que al transcurrir el tiempo, sería muy especial, “apareció” sí, apareció demostrando fatiga y gran preocupación, pero más que ésta, una inocultable contrariedad. Saludo inusual, parco,...