Ensayo

– ¡Consigue una vida!
Concentré toda mi ira en la batalla Pokémon en la que me encontraba. Pero no, ustedes insistieron en continuar hablándome, como si fuese un anti-social, un sordo, alguienenfermo y sin ninguna cura más que ir al psicólogo. Te atreviste a tocar mi DS, tía, y lo arrebataste de mis manos, obligándome a ver el grupo de personas a mí alrededor. Me sentí incómodo, e inclusointenté huirles, ya que mi manera de vivir era mi problema, no el suyo. Pero, incluso tú, madre, me traicionaste, y esperaste por mí arriba de las escaleras, para impedirme volver a mi refugio.
– Tienesun problema, y lo sabes.
Dijiste tú, padre, mirándome a los ojos con mucha seriedad. Además de seriedad, noté tristeza en tu mirada. ¿Me tenías pena, o estabas triste de lo que había resultado ser tupropio hijo, por tu propia culpa? Miré hacia otro lado, no me gustaba hacer contacto visual en ese entonces, había perdido la costumbre. Entonces noté tu mirada encima de mí, hermano, y sentí toda turabia hacia mis aparatos electrónicos. Vi cómo tomabas el DS que mi tía había arrebatado de mis manos, y lo lanzabas contra el suelo con fuerza, y lo pisabas al instante, dejándolo totalmente inútil,y a mí con un dolor en el corazón.
– Es por tu propio bien–pronunciaste lentamente, esperando que me lo creyera y no me enojara por lo que habías hecho, aún cuando sabías cuánto valor emocional teníaese pequeño aparato para mí.
Pronto sentí los brazos de mis dos padres, sosteniéndome, impidiendo que agrediera a mi hermano. Ustedes hablaban, pero toda mi atención estaba enfocada en mi pequeñoaparato de felicidad, ya muerto por culpa de mi propio hermano.
Chasqueaste los dedos, vieja estúpida a la que llamo tía, haciéndome subir la mirada, y ver a todos a mi alrededor de nuevo. De todosellos, eras tú quien peor me hacías sentir acerca de lo que llaman “mi estado”, poniéndome sobrenombres crueles como “friki” o “enfermo mental”. Y tu risa, ah, esa risa que tanto me desesperaba cuando...