ensayo
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oídodecir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo,¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antesbien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente.
Madre mía: Desde que amanece el día, bendíceme; en lo rudo del trabajo, ayúdame; si vacilo en mis buenas decisiones,fortaléceme; en las tentaciones y peligros, defiéndeme;
si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.
Amén.
Madre mía: Desde que amanece el día, bendíceme; en lo rudo del trabajo, ayúdame; si vaciloen mis buenas decisiones, fortaléceme; en las tentaciones y peligros, defiéndeme;
si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.
Amén.
Oh Señora mía, Santa María: hoy y todos los días y en la horade mi muerte, me encomiendo a tu bendita fidelidad y singular custodia, y pongo en el seno de tu misericordia mi alma y mi cuerpo; te recomiendo toda mi esperanza y mi consuelo, todas mis angustias ymiserias, mi vida y el fin de ella: para que por tu santísima intercesión, y por tus méritos, todas mis obras vayan dirigidas y dispuestas conforme a tu voluntad y a la de tu Hijo. Amén.
Oh Señora...
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