Ensayos
…Esos locos bajitos que se incorporan, con los ojos abiertos de par en par,
Sin respeto al horario ni a las costumbres y a los que, por su bien, hay que domesticar…
(Canción de Joan Manuel Serrat: Esos locos bajitos)
Ahora que me siento “grande”, como dice el cantautor catalán Joan Manuel Serrat, las agujas han avanzado irremediablemente. Es la horafinal del Día, las 12:00 para ser mas exactos; para mi fortuna al menos por este día, superé los obstáculos que las agujas de un objeto creado por el ser humano inventó para ponerse limites y superar su deseo de seguir viviendo y curiosamente para mi es solo la continuación de la vida. Será acaso la búsqueda de la eterna felicidad? No tengo la respuesta, porque me deviene la angustia delpoco tiempo que me queda para comenzar nuevamente la rutina. Sé que tengo que sacrificar parte del descanso obligatorio de mi cuerpo para compensar el resto de responsabilidad que en honor a la verdad no se si me la impusieron y sumisamente la continúo por costumbre o por estupidez. En contraste, mi hijo en otro lugar está entretenido sin respeto al horario, disfrutando de su semana de recesoestudiantil. Soy conciente de que me invade la necesidad de controlarlo, de contarle las horas que debe dormir, pero me doy cuenta que para él no significa nada mi angustia del tiempo del descanso nocturno que debe cumplir. En él se transfigura en un nuevo comienzo de un programa infantil, en el dibujo de una casa que no sabe como terminar.
El encasillamiento, “el deber hacer” que trae consigola existencia de haber vivido supeditada al afán y al deseo de hacer tantas cosas que antes de los diez años no tiene una verdadera causa de sentido: ni la felicidad por lo nuevo, ni el asombro frente a lo novedoso. Solo se entiende que hay que asumir esas cosas como parte de la vida y de pertenecer a una familia donde “ser de pocos años” no importa. En este sentido mi infancia fue muy corta.Percibo que durante aquellos años tuve que asumir el tiempo de los relojes como parte de la existencia misma y como un reto para volverme adulta y hacer cosas que solo los “grandes” se imponen buscando una mal llamada felicidad material so pretexto de someter al más débil. Frente a esto un niño es leal y es fiel; para él no existe todavía ese pequeño monstruo que corroe la mente que se llamacontradicción porque en su mente se aparece como una luz titilante algo valiosísimo e intrínseco: el sentirse útil, el ser tenido en cuenta. Ya de adultos la situación cambia y en este sentimiento se convierte en el “solo hacer, solo obedecer” y no hay más. El alma donde anidan los sentimientos de los niños no está viciada, no está resentida, solo está; por el contrario el alma cuando sees “grande” vive prevenida, constreñida y apagada, ya no da, solo acepta. Me pregunto es la manera de prepararse para la adultez a costa del propio silencio?
Aquella época en que aún era feliz, y en los que mi madre poco intervenía por sus múltiples ocupaciones que eran entre otras ocuparse de mis otros hermanos o, desarrollando trabajos extras para sacar adelante una familia de oncehijos. Como siempre el bendito tiempo y su escasez en un día de rutina de una familia, colocando un obstáculo a una caricia o a un “Te amo, hijo”. Hablo por supuesto del tiempo marcado por las agujas del reloj; sin embargo mi alma de niña que vivía a destiempo sentía su amor quizás en una mirada. Esta “desatención” me llevó a refugiarme en mi muñeca: recuerdo que solía extasiarme en el granmonte (como sólo yo lo veía) que daba frente a mi casa, al lado de un canal de aguas lluvias, situado a cuatro o cinco cuadras de mi casa. Era mi lugar secreto donde compartía solo con mi muñeca, segura de que eran las únicas cosas que me pertenecían y me acompañaban: una piedra grande, redonda y achatada donde cabía perfectamente con mi pequeña muñeca dentro de su bañera. Ella era especial porque...
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