ensayos

La mujer sinaloense en particular ha asimilado con arraigo la invitación tanto a agradar al gusto del hombre como a desafiar la competencia tradicional y conservadora de la mujer. La coquetería esmenos pasiva que la de, digamos, las mujeres mexicanas de la meseta central del país. Si la coquetería consiste, como dice Georg Simmel, en buscar y lograr el agrado y el deseo “por medio de unaantítesis y síntesis típicas, ofreciéndose y negándose simultánea o sucesivamente, diciendo sí y no ‘como desde lejos’, por símbolos e insinuaciones, dándose sin darse, o, para expresarnos en términosplatónicos, manteniendo contrapuestas la posesión y la no posesión, aunque haciéndolas sentir ambas en un solo acto”, entonces la sinaloense la maneja con donaire y maestría.
Élmer Mendoza, el escritororiundo de Sinaloa más reconocido de la actualidad, habla de este culto a la belleza a través de Lizzie Valdés, uno de sus personajes en la novela Nombre de perro, situada en Culiacán y Mazatlán: “…dicenque la clave para ser feliz es una buena vida pero no es cierto, la clave es verse bien, mantener la figura es un sacrificio y cuesta, pero vale la pena”.
En la época actual, más que en ningunaotra, el cuerpo metaforiza lo social y lo social metaforiza el cuerpo, dice David Le Breton; es decir, en nuestro caso, que el cuerpo femenino sinaloense traduce la extendida importancia que se le otorgaa la imagen bella en la cultura regional, lo que explica que en las principales ciudades de la entidad haya aparecido con mucho vigor la artificialidad estética por medio de la cirugía plástica en lossenos, abdomen, rostro y glúteos.
En su obra El lado oscuro del hombre, Michael P. Ghiglieri argumenta que el instinto sexual impulsa a muchos hombres a exigir que “las mujeres busquen continuamentela manera de parecer más jóvenes”. El acelerado crecimiento de la industria de la cirugía estética parece derivado de ello, la cual “ayuda a las mujeres a mentir acerca de su edad (y otras...