Ensayos
Don Lorenzo era un hombre corpulento, de espaldas anchas, manosnudosas y ásperas. Remataba su cuello una cabeza perfecta. En el pelo siempre traía entremetidas hojas secas, ramitas, pétalos. Eso daba aspecto de dios pagano a aquel hombre vestido con ropasimposibles de discernir: recubiertas de lodo, descoloridas, entre remiendos y costuras burdas formaban una textura semejante a la corteza de un árbol.
El jardinero aparecía en las casas derramando tierra ydisculpas porque sus zapatones dejaban terroncitos y huellas de su paso. Invariablemente daba principio al trabajo con un monólogo que era una excusa adelantada por la lentitud con que lo realizaría:—Antes era diferente porque me ayudaban mis hijos y juntos en un rato acabábamos. Desde que estudian ya no quieren trabajar conmigo... les da vergüenza enlodarse. Muchachos tontos... parece que nosaben que al final de la vida todos acabaremos igual de enterregados.
Mientras iba auscultando troncos y ramas, retoños y raíces, don Lorenzo tenía la costumbre de silbar canciones de otrostiempos. Si alguien se aproximaba sustituía el silbido por una nueva justificación:
—Palabra que si hubiera pajaritos, yo no chistaba; pero como no quedan, por chiflo un rato pa' que las plantas sealegren, porque así tiene que ser... así están acostumbradas.
En la soledad, con las manos clavadas en la tierra y los ojos dirigidos al cielo, don Lorenzo había llegado a la conclusión de que en elmundo no hay cosas inútiles ni objetos sin sombra:
—Y si no me lo cree, en un rato que tenga libre fíjese bien y verá cómo, saliendo el sol, hasta la flor más chiquita la tiene. Eso quiere decir...
Regístrate para leer el documento completo.